Si hablamos de Suiza y pensamos en las tres cualidades sobresalientes que podrían definir a este país siempre nos vendrían a la mente sus quesos, sus chocolates y sus relojes. Pese a que cualquiera de ellas tiene fama mundial, si las comparamos con su versión española, los suizos salen perdiendo. Analicémoslo sino.
Los quesos suizos, sí, muy ricos, muy sabrosos, incluso muy cremosos... pero nada que hacer contra un queso español. No me digan que el "queso emmental" hace sombra al "queso de tetilla", tan gallego y tan nuestro. O que el "queso de gruyere", muy bonito con sus agujeros pero con sabor a plástico, está más rico que el "queso de Idiazábal". Evidentemente, no. Y eso que no hemos sacado a pasear nuestra artillería pesada, porque la exquisita "Torta del Casar", los espléndidos quesos de Lanzarote, los maravillosos quesos castellanos o el incomparable "Queso de Cabrales" golean a los suizos como Torres y Villa harán con el portetro Benaglio en el Estadio de Durban.
Segunda comparación: los chocolates. Quién no ha oído hablar de los bombones suizos, los riquísimos "Toblerone" o de marcas ligadas a nuestra infancia como Nestlé o Suchard (el de los turrones)... pero de nuevo no tienen nada que hacer contra su versión nacional. Quién no se ha comido para merendar media barra de pan con sus pastillas de Chocolate Elgorriaga, el de la campana. Quién no se ha untado unos buenos churros con un Chocolate Valor, esos que huelen ya en el portal de tu casa cuando llegas de trabajar... y eso que lo hace tu madre que vive en el sexto. Por no hablar de los bombones... ¿Quién los quiere suizos teniendo aquí los de la Trapa? Eso sí que es chocolate... y del bueno.
Tercera comparación: los relojes. Todos hemos oído hablar de Breitling, de Tag Heuer, de Patek Philippe y de otro montón de marcas de relojería suiza. ¿Pero quién conoce Kronos? Es la marca de referencia en la relojería española, aparatos hechos a mano con la mejor tecnología del mundo y que la familia Vendrell lleva poniendo en el mercado desde los años 30 con cuentagotas, cuidando hasta el último detalle de su producto. Eso... por no hablar de Festina, ese best-seller de los relojes que dejó el país helvético para convertirse en orgullo patrio.
Teniendo en cuenta pues que las facetas en las que más destaca el país suizo son dominadas también por España... nada hace pensar que los futbolistas helvéticos puedan dar la sorpresa ante las huestes de Vicente del Bosque. Y eso que no hemos comparado las míticas "navajas de Albacete" con esas multiusos, ni las vacas suizas, hermosas, pero lejos de ser las orondas y sabrosas vacas españolas, ni de los bollos suizos... que, por cierto, son más españoles que Julio Iglesias.
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