Mutua Madrid Open: Nadal desquició a un Benoit Paire que acabó gritando en la Caja Mágica

    • Rafa Nadal no necesitó exigirse a fondo para derrotar a Benoit Paire.
    • El tenista francés necesitó rozar la perfección para endosarle algún punto al español.

Rafa Nadal solventó con victoria su debut en el Open de Madrid. El tenista manacorí siguió una y otra vez el mismo patrón para doblegar a Paire por 6-3 y 6-4. El tenista francés salió desquiciado de la Caja Mágica ante la solidez del tenista balear.

Nadal no necesitó tirar de su mejor repertorio ni de golpes increíbles para vencer en dos sets. Y sin embargo sí que exigió la excelencia a su rival. El tenista balear repetía una y otra vez gestos. Se colocaba el lado izquierdo de la camisa, luego el derecho, y repetía la misma operación con el pelo.

Cuando le tocaba servir, limpiaba la línea de fondo, hasta el punto que señala la mitad de la cancha, y se acomodaba el pantalón. A partir de ahí dos tipos de saques: uno potente y centrado, a más de 190 km/h y otro buscando ángulos abiertos a poco menos de 180.

El tenista francés se mantenía en el partido gracias a varios puntos de mucho mérito, pero le costaba horrores cerrar las jugadas si no rozaba la perfección. Ante el sentimiento de 'sparring' que se apoderaba de él, empezó a perder los nervios. Tiró la raqueta al suelo, se golpeó con fuerza las zapatillas y acabó pegando gritos de frustración.

Mientras, Nadal seguía a lo suyo. Repetía todas sus manías una y otra vez, incluso cuando el juez del partido le había mostrado un 'time warning.' Cometió fallos no forzados impropios de su nivel y no corrió a algunas bolas complicadas, pero no se alteró y siguió adelante con su estrategia.

Paire se propuso romper la táctica del balear, obligándole a correr. Su combinación de golpes profundos seguidos de dejadas sorprendió a Nadal. Su error fue abusar de la misma jugada. A fuerza de repetir, se convirtió en rutina para Nadal y ahí el mallorquín sentenció al francés. Un año después la Caja Mágica vio a un Rafa como el de antaño, repitiendo su rutina preferida: la victoria.

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