Neymar decide

Londres, 11 agosto de 2012. México y Wembley se aliaron para prohibirle el paraíso. Rio de Janeiro, 20 de agosto de 2016. Brasil y el Maracaná se encomiendan al '10' por el sueño olímpico. Neymar decide, pero del otro lado del campo estará el 7-1 en persona.

El 'menino', que tomó muy joven la bandera auriverde tras el fracaso en el Mundial de Sudáfrica-2010, afronta el nuevo desafío que le plantea el fútbol con la madurez de haber conocido la cara oscura de la derrota y ante el enemigo público número uno de Brasil.

En sus seis años vistiendo la casaca de la pentacampeona del mundo, son más las frustraciones que las alegrías: perdió el oro de Londres-2012 y fue expulsado de la Copa América de Chile-2015 al no poder controlar su volcánico temperamento.

Pero su mayor desgracia fue haberse ido lesionado del Mundial-2014 cuando Brasil buscaba en su casa llegar al hexacampeonato. Una tragedia que dio paso a otra peor.

Ausente en la Copa América Centenario, en la que Brasil patinó en medio de la mediocridad sin la luz de su astro, Neymar volcó toda su energía para disputar los Juegos Olímpicos, los de su casa.

Después de dos pobres presentaciones ante Sudáfrica e Irak, el 'menino' apareció con parte de la magia que regala en el Barça para guiar a la 'canarinha' ante Dinamarca en una goleada de 4-0 que le devolvió el mañana a su sufrida torcida.

Ante Colombia, en cuartos, abrió el camino a las semifinales con un gol de tiro libre y nuevamente con la batuta en la mano para superar a un rival que en vez de fútbol quería irse de cacería... contra Neymar.

En semifinales, ya en el Maracaná como testigo, el heredero de 'O rei' hizo vibrar los cimientos del templo carioca con una fantástica goleada de 6-0. El 'Pais Tropical' estaba a sus pies.

Malabarista con la pelota e irreverente conduciéndola, los regates de 'Ney' son una especie de baile, que terminan humillando a los defensores, testigos de goles en ráfaga. No en vano ganó el premio Puskas 2011 y terminó tercero detrás de su amigo Messi y de Cristiano Ronaldo en la gala del Balón de Oro de la FIFA del año pasado.

Pero con la selección tiene un sólo título importante, que por cierto ganó en el Maracaná: la Copa Confederaciones de 2013.

Ese contundente 3-0 ante España le abría a la seleçao la autopista a la sexta estrella mundial, pero no fue sino una trocha de fracasos para un equipo que poco o nada sabe hacer sin él.

El fenómeno Neymar supera en Brasil los límites de un campo de fútbol.

Formado también en el Santos de Pelé, heredó del 'Rey' esa facilidad ante las cámaras y su gusto por la publicidad.

La revista estadounidense Sports Pro lo ubicó este año como el octavo deportista con mayor potencial de mercadeo en el mundo (en 2012 y 2013 fue el primero). En la actualidad es imagen de 16 marcas y tiene ingresos de 15 millones de reales (USD 4,5 millones) mensuales por publicidad.

Neymar fue descubierto en un torneo escolar y a los 13 años firmó su primer contrato. Salario mensual: 450 reales (unos 140 dólares hoy), de los que sus padres pagaban un décimo a una iglesia evangélica. Se hizo profesional en 2009.

Hijo de un jugador sin éxito, Neymar pedía siempre un balón en su cumpleaños y ya entonces mostraba una técnica alucinante en el fútbol sala.

En estos cuatro años en Europa, el astro se fortaleció, ganó cuatro kilos además de varios nuevos tatuajes, incluido uno en su brazo derecho con el rostro de su hermana Rafaella.

Pero todavía tiene espacio en su cuerpo para otro más. Prometió que si ganaba la medalla de oro olímpica la tendría para siempre grabada en la piel.

Neymar decide, pero del otro lado del campo estará el 7-1 en persona.

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