Ona Carbonell: 'Ganar el Oro en unos Juegos Olímpicos es el sueño de mi vida'

    • La capitana del equipo nacional de natación sincronizada fue nombrada en febrero la mejor de Europa y ya piensa en el Mundial y los Juegos.
    • 'Nunca imaginé todo lo que me está pasando', afirma este periódico.

Sus padres son médicos pero Ona Carbonell (Barcelona, 5 de junio de 1990) siempre tuvo claro que su profesión estaría lejos de la consulta. La buena situación económica de la familia desembocaba en unas merecidas vacaciones en las paradisíacas playas de Menorca, lugar donde la mejor nadadora sincronizada del mundo forjó su leyenda. A los 11 años, cuando Ona vio por televisión el quinto puesto de Gemma Mengual y Paola Tirados en el mundial de Fukuoka (Japón) tuvo claro que en ese deporte se aunaban sus principales hobbies.

Aquel 21 de julio de 2011, España se ganó el presente con un quinto puesto histórico y se aseguró el futuro. 'Me pasaba horas y horas en el agua. Me encantaba. También hacía gimnasia rítmica. Me fascinaba todo lo relacionado con lo artístico y la danza. La mezcla perfecta era la sincronizada', afirma a este periódico inmersa en una nube de flashes y fans que quieren aparecer al lado de la capitana de la Selección española de natación Sincronizada.

Ante el plasma la natación sincronizada parece un deporte esbelto con rítmicas cautivadoras pero, cuando se apagan las cámaras, es un deporte que exige entrenamiento militar para llegar a la perfección. 'Es muy duro. De cara al Mundial estamos trabajando mucho porque es una cita que nos exigirá mucho. Yo me levanto a las ocho, desayuno avena con leche de avena, plátanos, frutos secos y kiwi y después a las ocho comienza el entrenamiento. Estamos de ocho a las 14 de la tarde haciendo preparación física, balet y agua. Después, comemos, descansamos y estamos de 16 a 20 horas con sincro, sincro y sincro', aclara.

Porque la disciplina debe ser la mejor virtud en un deporte que perdió a su mejor embajadora cuando el presidente de la Federación, Fernando Carpena, decidió prescindir de los servicios de Anna Tarres tras los Juegos Olímpicos de Londres. Pronto, muchas personas saltaron a la palestra para aprovecharse en plena guerra entre ambos. Mientras Tarres, Carpena y demás ex compañeras peleaban, Ona estuvo realizando un viaje budista junto a su novio por las montañas de la India.

Tras la destitución de Tarres, que ahora colabora con la selección francesa, llegaron más logros y, ahora, a cuatro meses de que comience los mundiales de natación de Kazán (Rusia), faltan horas para crear una coreografía perfecta capaz de derrocar la dictadura de Rusia en esta especialidad. 'Es muy difícil conseguir el oro pero iremos a por ello. Sería la gloria. Es muy difícil pero creo que hay que ir a por el oro para poder conquistar la plata y el bronce. Creo que es posible', añade. Ahora llegan el Mundial, pero el próximo año vendrán un Juegos Olímpicos que son el cénit de cualquier deportista. 'Es el sueño de mi vida', dice.

Tras conseguir treinta medallas repartidas en mundiales (5 de bronce, 3 de plata y un oro), Europeos (6 de bronce, 6 de plata y 4 de oro) y Juegos Olímpicos (1 bronce y 1 plata), la Liga Europea de Natación anunció el pasado mes de febrero que, con un 36,2 % de los votos, la catalana era la mejor nadadora sincronizada de 2014. 'Nunca me imaginé todo esto, que me hayan nombrado la mejor por delante de las rusas, que son invencibles, es todo un honor', afirma.

Ese reconocimiento lleva a la fama y esta a la extenuación. Entre entrenamientos maratonianos, anuncios, entrevistas y estudios, Carbonell encuentra la paz diseñando los modelos que más tarde empapará en el agua. 'Desde el Mundial de Barcelona diseño la ropa que nos ponemos en la selección y estoy muy contenta. Me queda poco para acabar la carrera y puedo ir haciendo las primeras prácticas diseñando bañadores. Hay que aprovechar cualquier momento y estar organizada', finaliza. Trabajo, sacrificio y organización son los principios que aprendió en el agua cuando la palabra sincronizada no congeniaba con la natación en España.

Pedro Antolinos
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