El Barcelona-PSG, vuelta de octavos de final de la Champions League comenzó cargado de tensión y polémica. Tras el 1-0 de Luis Suárez dos jugadas en las dos áreas pudieron cambiar el duelo si el árbitro hubiese señalado penalti.
La primera tuvo lugar en los dominios del PSG. Neymar encaró y puso un centro que no fue más allá porque el balón tocó en la mano de Marquinhos. La acción es involuntaria pero el jugador tenía la mano muy separada del cuerpo.
Instantes más tarde, en el minuto 11, Draxler desbordó a la defensa azulgrana por la izquierda y centró. Su envío fue cortado por el brazo de Mascherano, que se había tirado al suelo.
Esta parece más clara ya que está muy separada del cuerpo y cortó una acción que se presumía de gran peligro. El alemán Deniz Aytekin no decretó nada.
Al inicio de la segunda mitad el Barça hizo el 3-0 gracias a un penalti dudoso de Meunier sobre Neymar. El lateral se resbaló y el brasileño buscó el contacto. El colegiado no lo señaló en un principio pero el juez de fondo sí indicó la pena máxima.
Un penalti no pitado a Di María y el piscinazo de Suárez
En la segunda parte, cuando Di María cambió el partido con su entrada, el argentino se quedó solo ante Ter Stegen pero Mascherano le trabó por detrás cometiendo un claro penalti que el colegiado no vio.
Más clave todavía para la remontada del Barça fue el penalti pitado sobre Luis Suárez en el minuto 90. El uruguayo se dejó caer al lado de Marquinhos y el árbitro alemán señaló la pena máxima. Neymar marcó y puso el 5-1 a falta de cinco minutos.
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