'El Pacificador' Ancelotti ha resuelto los problemas en el vestuario, pero no en el juego. En su primera pueba de verdad, Ancelotti suspendió ante el Atlético de Madrid y perdió de largo la batalla contra Simeone. El Real Madrid no encontró espacios en la zaga rojiblanca y ademas los dejó en la suya.
El derbi ha servido para comprobar que lo que tiene el Madrid en el centro del campo es un atasco morrocotudo. Khedira jugó todo el partido, pero no se entendió ni con Illaramendi ni con Modric. Combinaciones lentas, sin profundidas y con algo mucho pero poca entrega en el esfuerzo colectivo, por ahí empezaron los pitos.
Si analizamos las opciones ofesivas, la única jugada clara que el Madrid tiene en ataque es la apertura a la banda derecha de Di María y el centro con rosca hacia adentro, pero Miranda y Godín son dos baluartes por alto. En otros partidos les puede valer, pero ante el Atlético no fue suficiente.
El poco dinamismo del juego también afectó a los de arriba. Cristiano apenas apareció y Bale, en la segunda mitad, lo intentaba de forma individual, porque juego colectivo, poco.
Uno de los señalados por la afición fue Benzema. El francés apenás 'rascó' bola y recibió el desagrado de una afición que cada vez entiende menos su desidía. El '9' blanco perdió varios balones en ataque y nunca recuperó la posesión para iniciar la presión. Más pitos para el francés.
Y por último, la gran bronca fue para Ancelotti. A falta de 15 minutos para el final sustituyó a Isco y el Bernabéu mostró su enfado con una pitada tremenda que dejó claro que el madridismo no está de acuerdo con el juego que propone el entrenador después de siete jornadas de Liga. El italiano tiene mucho trabajo por delante y muy buenos jugadores.
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