Real Madrid – CSKA: Del Trofeo Ciudad de Palma a la Champions League

  • Los madridistas afrontan los octavos de final contra un equipo al que se enfrentó por última vez hace 22 años en una pachanga veraniega.
Real Madrid – CSKA: Del Trofeo de Palma a la Champions League
Real Madrid – CSKA: Del Trofeo de Palma a la Champions League
lainformacion.com
José Martínez

El 18 de agosto de 1990, España vivía la resaca de un coche bomba de ETA frente a la comisaría central de Burgos y de la explosión de un pequeño artefacto en las vías de la línea del tren Madrid – Ávila. Entre tanto, la CNN se preocupaba por la suerte de 35 ciudadanos estadounidenses misteriosamente desaparecidos en Irak. Una nueva crisis de los rehenes estaba a punto de estallar en un mundo aún dividido en dos bandos. El CSKA de Moscú seguía siendo el orgullo soviético, el 'ejército rojo'.

Ajeno a la incertidumbre de estas noticias, el Real Madrid acometía su cuarto partido de la pretemporada en el hoy selvático Lluís Sitjar ante el equipo surgido de la armada soviética. Eran las semifinales del Trofeo Ciudad de Palma y Hugo Sánchez demostró que no perdía su olfato goleador ni en verano, sumando un doblete para alcanzar la cifra de cinco goles en el inicio del curso. El equipo dirigido por Leo Beenhakker se clasificó para la final (4-2) y ganó el torneo al Mallorca gracias a un tanto de Fernando Hierro, que entonces tenía 22 años, el mismo número de ediciones que cumplía el torneo balear, el tiempo que ha pasado desde el último partido entre los dos equipos.

Era el inicio de una temporada que para el Madrid acabaría por representarse con la irreversible herida de una nueva liga perdida en Tenerife, agonizando en el último partido. Schuster y el Atlético de Madrid agrandarían más aún el sufrimiento blanco llevándose la Copa del Rey en el Bernabéu. Beenhakker se marchó del club pero no tardó en regresar. Ramón Mendoza repescó al holandés en septiembre de 1991 como manager, la sombra que acabó comiéndose meses más tarde a un Radomir Antic sin crédito en el banquillo.

El verano de 1991 fue de transición para el Madrid pero decisivo para el mundo. Justo un año después de aquella pachanga de pretemporada en Palma de Mallorca, la Unión Soviética sufría un golpe de estado que acabó por fracasar por la actuación de un Borís Yeltsin sin miedo a subirse a los tanques del ejército. Tan solo mediaron meses hasta la disolución de la U.R.S.S. y la creación de la Comunidad de Estados Independientes (C.E.I.). El CSKA de Moscú fue el campeón de la última liga de un país que dejaba al mundo huérfano de bipolaridad.

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