El cielo en Gales amenaza lluvia sobre el Celtic Manor Resort, el campo donde se va a disputar la Ryder, el torneo bienal que enfrenta a los mejores golfistas de Europa y Estados Unidos, un duelo cuya victoria se convierte casi en cuestión de Estado. En esta edición, el considerado mejor jugador del mundo, Tiger Woods, no llega con la aureola de invencibilidad de antaño. Desde que estalló el escándalo de sus amantes a finales de noviembre de 2009, el todavía número 1 del mundo no da hierro o madera con bola.
Primero se retiró para salvar su matrimonio, y cuando volvió a los greens, ya no mostró la misma precisión que le ha llevado a ser el segundo jugador de la historia en número de majors (grandes torneos ganados), con 14, sólo por detrás de una leyenda como Jack Nicklaus, que tiene 18. No ha ganado ningún torneo y parece una sombra del que fue, aunque incluso siendo una sombra ha recibido una invitación. El potencia la sigue teniendo.
La Ryder no se le da bien a Tiger
Para evitar a la prensa sensacionalista británica, que podría descentrar a Tiger, Corey Pavin ha permitido al jugador que no esté concentrado con sus compañeros, sino en su yate en la bahía de Cardiff. Quizá allí no le lleguen los reportajes fotográficos y las entrevistas a sus amantes que periódicamente aparecen en diarios como The Sun, pero Woods debería preocuparse más por mejorar su juego.
Nunca se le ha dado bien la Ryder, el juego en equipo. Mientras que ha ganado tres Abiertos de Estados Unidos, tres Abiertos británicos y cuatro PGA, además de cuatro Masters de Augusta, en el duelo entre Estados Unidos y Europa, su país sólo ha ganado dos ediciones desde que es profesional, por cuatro de los europeos.
Sergio no encuentra su mejor juego
En el equipo local, Sergio García será vicecapitán. Su descenso a los infiernos ha sido sólo deportivo. Desde que asombrara al mundo en el PGA de 1999 con su mágico golpe a ciegas, el golfista español se ha confirmado como uno de los mejores del mundo, hasta el punto de estar habitualmente entre los 10 mejores del mundo y ganar muchos torneos.
Pero siempre se le han atragantado los majors. En varias ocasiones se ha quedado a las mieles del triunfo en un grande, y especialmente dramático para él fue su segundo puesto en el Abierto británico de 2007, cuando falló un putt decisivo que le permitió al irlandés Padraig Harrington desempatar y luego ganar.
Sergio es un sensacional jugador del tee al green, pero no tanto cerca del hoyo, y eso le ha pesado durante su carrera. Actualmente es el trigésimo quinto del mundo, y se ha tomado un respiro en el golf mientras ordena sus ideas. Como él mismo ha dicho, quiere “echar de menos el golf”, y por eso se ha pasado temporalmente al fútbol. Hace unos días debutó en Tercera con el Burriol, del que es presidente. Dicen que tiene maneras de futbolista, pero es imposible que llegue con el balón adonde ha llegado con un hierro.
Colin Montgomerie está encantado con que sea vicecapitán, uno de los más jóvenes de la historia. Sergio es un experto en la Ryder, en la que tiene una marca de 14-4-5, es decir, 14 victorias, 4 empates y 5 derrotas. Gracias a estos números, fue decisivo en los triunfos de 2002, 2004 y 2006.
Encuentro en Gales
La estampa de Woods y García cuando se encuentren en el campo será curiosa. Hace 11 años se iban a comer el mundo, y ambos lo han hecho aunque en distinta medida. Quizá porque estaban destinados a competir el uno contra el otro, han dado un enorme bajón a la vez. ¿Retornarán a la élite de la mano?
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