San Francisco de Málaga, Santa Cruz y San Joaquín llevan al Malaga a cuartos de la Champions League ante el Oporto

    • Pellegrini invocó a sus tres santos para remontar la eliminatoria en La Rosaleda.
    • El Málaga completó una noche mágica ante el Oporto (2-0) y ya está en cuartos de final.

El Oporto llegaba con un gol de ventaja al partido de vuelta, pero Pellegrini invocó a los Santos del Málaga y no dieron opción a los portugueses (2-0). Una noche mágica en La Rosaleda terminó con el equipo español en los cuartos de final de la Champions Lague por primera vez en su historia.

Minutos antes de que comenzara el partido saltaba la noticia: 'Habemus Papam', su nombre, Francisco. Pero no fue el único triunfador de la tarde.

En la Rosaleda estaba Isco, San Francisco de Málaga. Su partido fue sencillamente espectacular. Dominó los tiempos y cuando el partido se iba al descanso sacó un derechazo perfecto para adelantar al Málaga. La Rosaleda creía en la remontada.

La segunda parte comenzó con la actuación del segundo santo de la noche: San Joaquín. El de El Puerto de Santa María desquició a Defour, que le zancadilleó por detrás. El colegiado no lo dudó ni un segundo y le mostró la segunda amarilla. El Oporto se quedó con un hombre menos. Toda la ciudad de Málaga creía en pasar a cuartos de la Champions.

Y más fe que San Joaquín no tiene nadie. Uno, dos y tres, el de El Puerto de Santa María se deshacía de sus rivales. El Málaga encerró al Oporto en su área, pero Baptista y Saviola no estaban finos de cara a la portería de Helton. La eliminatoria estaba destinada a la prórroga, entonces Pellegrini invocó al tercer santo de la noche.

Quedaba un cuarto de hora y Roque Santa Cruz entró en acción. Solo le hicieron falta cuatro minutos para marcar su gol con un perfecto cabezazo. El Málaga se ponía dos a cero en el marcador y la eliminatoria estaba encarrillda.

Ni siquiera hizo falta la presencia del santo que más aparece por La Rosaleda últimamente: San Willy Caballero. El Oporto no creó peligro sobre la portería malacitana, pero el resultado tan igualado hizo que los nervios estuvieran a flor de piel hasta el pitido final del partido.

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