Silva, Torres y Mata jugaron en casa

  • Los aficionados de la selección española que acudieron al legendario estadio de Wembley tuvieron hoy la oportunidad de disfrutar en directo del juego de David Silva, Fernando Torres y Juan Mata, tres de las estrellas españolas de la liga inglesa que esta noche jugaron en casa.

Guillermo Ximenis

Londres, 12 nov.- Los aficionados de la selección española que acudieron al legendario estadio de Wembley tuvieron hoy la oportunidad de disfrutar en directo del juego de David Silva, Fernando Torres y Juan Mata, tres de las estrellas españolas de la liga inglesa que esta noche jugaron en casa.

Miles de seguidores de la selección, llegados a Londres para la ocasión o parte de la amplia comunidad de españoles que reside en la capital británica, abarrotaron una de las esquinas del estadio y animaron a los ganadores del último Mundial, que hoy cayeron ante Inglaterra, al grito de "campeones, campeones".

En el resto del graderío abundaron camisetas y bufandas de dos colores combinados, rojo por la selección española, y blanco, por la inglesa, que muchos espectadores británicos lucían con orgullo esta tarde y que eran el perfecto reflejo del actual estado del fútbol en Inglaterra, cuya liga es desde hace algunos años más "Spanish" que nunca -hasta 20 españoles juegan en la primera división inglesa-.

La salida al terreno de juego del "Niño" Torres, que no logra recuperar la regularidad en su juego en el Chelsea después de haber triunfado en el Liverpool, provocó los abucheos de una parte del público londinense, que comienza a perder la paciencia con uno de los jugadores más caros de la liga inglesa.

Ante la falta de olfato goleador del "Niño", Silva ha cogido el relevo del exdelantero del Atlético de Madrid como el español más determinante en la Premier y recibe desde el centro del campo del Manchester City, el actual líder de la liga, los elogios unánimes de la prensa británica.

Estuvieron asimismo en Wembley Mata, que gobierna del medio campo de los "blues", y Pepe Reina, portero del Liverpool.

Con esos jugadores sobre el césped de Wembley, la selección española llegaba a Londres con una dosis doble de respeto, ya que se sumó la admiración que despierta en los ingleses el juego de la campeona del mundo en los últimos tiempos a las filias de los seguidores por las estrellas de sus propios equipos.

Así lo expresaban antes del encuentro un grupo de seguidores de Inglaterra que, aun declarándose aficionados del Arsenal, reconocían a Silva como "uno de los mejores jugadores, ahora mismo, de la liga inglesa".

"Si el Manchester City gana este año será gracias a él, y también gracias a (Sergio) Agüero y a (Edin) Dzeko", señalo a Efe uno de los aficionados británicos, Gary Mellon.

Compartían la admiración por el centrocampista canario varios jóvenes valencianos residente en Londres que llegaban a Wembley para ver jugar por primera vez a la selección española.

"Silva va a ser el próximo Xavi, con él en el centro del campo ganaremos el próximo Mundial", decía Carlos Vidal, aficionado del Valencia en la liga española y del Manchester City en la inglesa que esta tarde lucía una de las bufandas rojas y blancas.

El buen entendimiento entre las dos aficiones se palpó en el legendario estadio cuando los cerca de 90.000 espectadores que abarrotaban las gradas de Wembley guardaron un minuto de silencio ante dos enormes banderas de España e Inglaterra.

Poco antes de dar comienzo el choque, la megafonía explicó en castellano la ceremonia que iba a tener lugar en memoria de las tropas británicas caídas en combate desde la primera Guerra Mundial, un rito que atendieron en pie tanto ingleses como españoles.

La actualidad deportiva en Inglaterra estuvo marcada esta semana precisamente por el símbolo del Día del Recuerdo, una amapola que muchos británicos lucen en la solapa cada otoño en homenaje a sus soldados.

La FIFA prohibió en primer término que los jugadores ingleses lucieran esa amapola en su camiseta por considerarlo un "acto político" que sentaría un precedente poco deseable para el resto de selecciones del mundo, pero finalmente dio su brazo a torcer.

La intercesión del príncipe Guillermo y del primer ministro británico, David Cameron, llevó a que el organismo internacional adoptara una solución intermedia: no podrían lucir la amapola en la camiseta, pero sí bordada en un brazalete negro, una idea que calmó los ánimos en el Reino Unido.

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