Un arquitecto húngaro intenta el desafío de cruzar el Atlántico solo y a remo

  • El arquitecto húngaro Gábor Rakonczay, de 30 años, ha partido hoy del Muelle Deportivo de Las Palmas de Gran Canaria con el reto de convertirse la primera persona que cruza el Atlántico en solidario remando en una canoa transoceánica y sin apoyo logístico.

Las Palmas de Gran Canaria, 21 ene.- El arquitecto húngaro Gábor Rakonczay, de 30 años, ha partido hoy del Muelle Deportivo de Las Palmas de Gran Canaria con el reto de convertirse la primera persona que cruza el Atlántico en solidario remando en una canoa transoceánica y sin apoyo logístico.

Rakonczay, quien solo cuenta con la ayuda a distancia de su esposa, Viktoria, para conocer vía satélite el parte meteorológico, dispone de la embarcación "Vitéz", de 7 metros de eslora y de 1,20 de manga, dotada con una quilla de contrapeso que le permite navegar con una gran estabilidad y, además, impide el vuelco.

La canoa fue diseñada y construida por su compatriota y veterano regatista Nándor Fa, quien circunnavegó el mundo en el año 1987.

El joven aventurero magiar inició su intrépida travesía el pasado 20 de diciembre desde la costa portuguesa de Lagos y, después de 16 día, 19 horas y 25 minutos, atracó en el Muelle Deportivo de la capital grancanaria el pasado día 6, con una media de 68 kilómetros al día para recorrer los 1.200 del recorrido.

Gábor Rakonczay rema entre 14 y 16 horas diarias, solo dedica seis a dormir y su dieta consiste en alimentos enlatados, barras energéticas, vitaminas, suplementos alimenticios y chocolate, una de sus pasiones.

El aventurero húngaro ha zarpado hoy con rumbo a la isla caribeña de Antigua, una meta que espera alcanzar después de una travesía de 27 días y casi 5.000 kilómetros de recorrido, en los que encontrará la complicidad de los vientos y las corrientes marinas.

El arquitecto, quien aspira a que su gesta figure en el Libro Guinness de los récords, ha asegurado a Efe antes de partir que eligió Las Palmas de Gran Canaria para hacer su única escala porque, a su juicio, tiene el mejor muelle deportivo del archipiélago y el más barato. Además ya lo conocía porque hace dos años cruzó el Atlántico en un velero.

Rakonczay ha explicado que su afición por los deportes náuticos comenzó en su etapa de estudiante universitario y, sobre todo, cuando tuvo conocimiento de que una aventurera francesa planeaba una travesía transoceánica similar a la que ahora afronta.

El remero magiar todavía no ha hecho balance del coste total de su aventura, aunque sí ha explicado que la embarcación fue un regalo de un amigo suyo y que cuenta con el apoyo de numerosos patrocinadores de su país, en el que se sigue con expectación su reto.

"No tengo los brazos ni el cuerpo atlético de los deportistas que practican la disciplina del remo, pero sí la constancia en el esfuerzo, una firme voluntad y, sobre todo, un gran poder de mente, que me permite superar la soledad y el duro trabajo diario", ha subrayado.

Aunque es la primera vez que se aventura a una travesía de este tipo, ya tiene experiencia en otras similares y anteriormente ha navegado también largas distancias, en ocasiones acompañado de su esposa.

La soledad en alta mar no es algo que asuste a Rakonczay, pues, según ha indicado, está preparado para afrontarla, ya que la aventura durará menos de un mes y es un reto personal para el que se considera capacitado.

A pesar de que la canoa es de pequeñas dimensiones, no se siente inseguro en ella, pues está diseñada para soportar las inclemencias del tiempo en alta mar y es muy estable gracias a su especial diseño.

En el supuesto caso de que la embarcación se desestabilizase como consecuencia de un golpe de mar, volvería rápidamente a su posición original, por lo que no tiene riesgo de hundimiento.

Rakonczay se mostró ilusionado en poder continuar su travesía y esperanzado en poder alcanzar el Caribe a bordo de su canoa.

Mostrar comentarios