Un Barça-Madrid no es cosa de niños

  • Acostumbrado a abrir sus puertas en el atardecer e incluso en la medianoche, el Camp Nou vive el clásico con el horario más familiar (18.00 horas) de los últimos catorce años engalanado, paradójicamente, con sus atuendos menos infantiles en mucho tiempo.

Víctor Martí

Barcelona, 26 oct.- Acostumbrado a abrir sus puertas en el atardecer e incluso en la medianoche, el Camp Nou vive el clásico con el horario más familiar (18.00 horas) de los últimos catorce años engalanado, paradójicamente, con sus atuendos menos infantiles en mucho tiempo.

A Marc, de seis años y medio -"estoy más cerca de los seis que de los cinco", dice- le brillan los ojos. Habla a trompicones, nervioso, a la espera de que empiece el partido, su primer clásico. Marc no lo sabe, pero es un afortunado.

Y es que el Barça-Madrid no es cosa de niños. O al menos así lo cree la Junta Directiva del club azulgrana que, no sin polémica, decidió, hace apenas dos semanas, prohibir el acceso, en el partido de los partidos, a los menores de ocho años que no poseyeran una entrada convencional o el correspondiente abono mensual. El objetivo: evitar posibles problemas de seguridad ante un eventual "exceso de aforo".

El padre de Marc, Joan, un culé de Sabadell de pura cepa, ha movido mar, tierra y aire para que el pequeño de la casa pudiera estar junto a su madre y su hermano mayor en el templo azulgrana.

"Tenemos tres pases y he tenido que pedir el cuarto a un amigo -explica a EFE Joan-. La Junta directiva lo ha avisado con muy poco tiempo y eso no me parece bien, porque esto en otros campos de Primera eso no pasa".

Oriol, como Marc, también nació en el 2007. Sale del metro de María Cristina, en plena avenida Diagonal, acompañado por su padre, Óscar, quien posee dos pases de temporada. Su madre, Joana, le ha cedido su asiento.

Hoy no verá el clásico y, de seis a ocho de la tarde, aprovechará para irse de compras por Barcelona. Todo para que su chaval pueda estar cerca de Messi, Xavi, Iniesta y Song, quien, según pronostica, marcará el 3 a 1 final.

"A mí me parece bien, pero quizá lo deberían haber anunciado en el inicio de temporada, porque tomar la decisión a quince días del partido es un poco precipitado", razona Óscar, mientras pasa por delante de uno de los muchos revendedores que campan por los alrededores del Camp Nou.

"Tickets, tickets, tickets", murmura uno de ellos con la cara cabizbaja. Preguntado por si ha conseguido vender alguna entrada a algún padre desesperado, responde tajante : "Guiris, sólo guiris".

Los extranjeros, mientras tanto, viven ajenos a la polémica. Alexei y su hijo Ivan, de cinco años, han volado expresamente desde Moscú para vivir su primer clásico.

"He comprado dos entradas. Me han costado 1.000 euros. No tenía ni idea de que antes se pudiera entrar gratuitamente con niños", apunta extrañado.

Algunos padres han preferido, sin embargo, dejar a sus hijos más pequeños en casa. Ese es el caso de Ricard y Xavier, dos amigos que hoy podrán gritar, saltar y animar sin la necesidad de estar pendientes de sus hijos de 4 y 6 años, respectivamente.

"Un niño de seis años valora de la misma manera un partido del Getafe que un Barça-Madrid. Creo que es una decisión acertada", explica Xavier.

De la misma manera opina Ramón. Hoy el clásico lo verá junto a su nieto Guiu, de ocho años, un seguidor incondicional de Xavi Hernández. En los tres últimos clásicos, su abuelo siempre le ha dejado el carné que tiene a nombre de su abuela. "En estos partidos siempre ha entrado con carné, en otros menos especiales ha entrado gratuitamente", admite antes de dirigirse a los asientos que tiene en el Gol Norte.

Precisamente en esa zona del campo ondea una pancarta crítica con la decisión de la Junta Directiva: "1899-2013: abuelos, padres y nietos, más que un club".

Sea como sea, tanto críticos como favorables a la mediada coinciden en una cosa: que ganen los de azulgrana.

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