Una gran carrera de Bale que vale una Copa del Rey

Minuto 84 de partido. Los equipos están desfondados y parece que nos vamos a ir a la prórroga, pero nada de eso. Di María recupera un balón en el centro del campo y se lo entrega a una ’bala’ que se escapaba por la izquierda, su nombre, Gareth Bale. A pesar de que había buscado el gol durante todo el partido, el cansancio es una palabra que no entraba en su vocabulario. Recibió el balón y se convirtió en el correcaminos. ‘El Expreso de Cardiff’ justificó su apodo y su precio de algo más de 90 millones dándole al Madrid su vigésima Copa del Rey.

En la carrera no iba solo, le seguía a duras penas Marc Barta, pero la velocidad y la potencia de Bale hizo imposible que el zaguero blaugrana le alcanzara. El ‘Príncipe de Gales’ le ‘arrancó las pegatinas’ como se dice en argot de motor y se plantó solo delante de Pinto. Sin miramientos le batió por debajo de la piernas a media salida y siguió corriendo, pero ahora no se fatigaba disfrutaba yendo al encuentro de sus compañeros. Bale se acababa de convertir en el héroe de todo el madridismo.

Bale por fin fue en el jugador que quería el Real Madrid. El galés fue uno de los mejores arriba, todo movilidad por la derecha, por la izquierda e incluso como improvisado delantero. Pero el gol no es lo único que hizo Bale, de hecho, el galés buscó el tanto durante toda la final, e incluso le anularon un gol por una falta a Pinto cuando ambos pugnaban por un balón alto. Lo buscó con un gran disparo desde la frontal que se marchó alto y también de cabeza en la salida de un córner.

Bale reapareció y se disfrazó de Cristiano. Esta vez el héroe de la final fue ‘el príncipe de Gales’ que cuando pero lo pasaba el Madrid dio la puntilla a un Barça animado, peor que solo creó la ocasión de ‘Ney’ del 84 en adelante. El equipo blanco se lleva el primer título del año y coge una importante dosis de moral para lo que queda de aquí a final de temporada. El duelo Bale-Neymar se decantó a favor del galés, mientras que Neymar estuvo impreciso y fallón. Ni él ni Messi brillaron en una final de claro color blanco.