Vivir en campo contrario: Gracias Mou

Mourinho es el entrenador que cualquier barcelonista soñaría… para el Madrid. Con él, el equipo blanco no tiene la regularidad que tenía con, por ejemplo, Pellegrini o Capello. Es menos fiable. Además, cada vez que Mou abre la boca, nos produce a los culés un agradable cosquilleo en el estómago. Quizás intenta atraer hacia sí la presión, pero al mismo tiempo lo que consigue es descargar cada vez más resentimiento sobre el Real Madrid como institución. Que el presidente tolere el reciente menosprecio del entrenador a la afición malagueña, por citar un caso, no deja al club en muy buen lugar. Y las muescas que lleva ya el portugués en la culata lo convierten ya en el Billy el niño del faltonismo.

Escuché en la radio el otro día que no es verdad que Mou calcule lo que dice. Según esta teoría, lo que le ocurre en realidad es todo lo contrario: que al entrenador merengue le llevan los demonios, que a pesar de su aparente flema lusa (si es que eso existe) en su interior hierve un incontrolado ego cegador. Si esto fuera así, la felicidad culé sería mucho más plena si cabe, porque significaría que la supuesta bestia negra del barcelonismo es ya, simplemente, un pobre matón de barrio en busca de pelea.

De todos los escenarios posibles cuando Florentino fichó a Mou, el que empieza a dibujarse ante nuestros ojos es el mejor. Un Madrid con la imagen por los suelos, un entrenador desquiciado, un presidente que empieza a tambalearse ante su enésimo proyecto en vías de fracaso, y un Barça triunfante y aplaudido en todos los campos de España.

Y si en algún momento Mou tiene la tentación de dar un paso atrás para ceder protagonismo a sus jugadores, también será bonito ver qué tal se desenvuelven como embajadores del madridismo personas tan queridas en las tierras de España como Cristiano Ronaldo, Pepe o Sergio Ramos.

De un culé que vive en Madrid: gracias, Mou, por ser como eres. No cambies nunca.

Carles Torras

Periodista y guonista de televisión.