COREA DEL NORTE DETIENE A PERSONAS A LAS QUE CONTROLA SUS LLAMADAS TELEFÓNICAS

- Amnistía denuncia que la “frontera digital” es el “último frente de batalla” para aislar a la población. Las personas normales y corrientes que son descubiertas en Corea del Norte utilizando teléfonos móviles para ponerse en contacto con seres queridos que han huido al extranjero corren peligro de ser enviadas a campos penitenciarios para presos políticos o a otros centros de detención, mientras el Gobierno de Kim Jong-un intensifica su control absoluto del uso que la ciudadanía hace de la tecnología de la comunicación.
Así lo señaló este miércoles Amnistía Internacional en un nuevo informe, que documenta la intensificación de los controles, la represión y la intimidación de la población desde que Kim Jong-un llegó al poder en 2011.
“Con el fin de mantener su control absoluto y sistemático, las autoridades norcoreanas están atacando a quienes utilizan teléfonos móviles para contactar con su familia en el extranjero”, manifestó Arnold Fang, investigador sobre Asia Oriental de Amnistía Internacional, quien indicó que el líder norcoreano “engaña cuando justifica esa represión como una medida necesaria para detener lo que denomina ‘el virus del capitalismo’”.
“No hay nada que pueda justificar el encarcelamiento de personas por tratar de satisfacer una necesidad humana fundamental: el contacto con su familia y sus amistades”, añadió.
Amnistía Internacional denunció que “la frontera digital es el último frente de batalla de los intentos del gobierno norcoreano por aislar a su ciudadanía y ocultar la información sobre la atroz situación de los derechos humanos en el país”.
Así, quienes utilizan el popular servicio telefónico nacional, que cuenta con más de tres millones de suscriptores, tienen bloqueadas las llamadas internacionales y a internet sólo pueden acceder extranjeros y unos pocos ciudadanos seleccionados, en tanto que algunos lo hacen en una red informática cerrada que sólo proporciona conexión a correo electrónico y sitios web nacionales.
“INDIGNANTE”
Amnistía señaló que la mayoría de las personas que huyen de Corea del Norte no tienen manera de contactar con sus familias en el país, lo que deja a las dos partes con la incertidumbre de si sus familiares están vivos o muertos, están siendo investigados por las autoridades o están encarcelados.
“El control absoluto de las comunicaciones es un arma clave en los intentos de las autoridades de ocultar los detalles sobre la penosa situación de los derechos humanos en el país. La ciudadanía de Corea del Norte no sólo se ve privada de la oportunidad de conocer el mundo exterior, sino que se ve imposibilitada de contar al mundo la situación de negación casi total de los derechos humanos en que vive”, apuntó Fang.
Pese a los riesgos, muchas personas aprovechan la floreciente economía privada informal norcoreana, en la que los comerciantes introducen de contrabando comida, ropa y otros productos, especialmente desde la vecina China.
Además, existe un creciente comercio ilegal de teléfonos móviles y tarjetas SIM importados independientemente de su marca, llamados comúnmente “teléfonos móviles chinos”, que permiten a los norcoreanos que viven cerca de la frontera acceder a redes móviles chinas y comunicarse directamente con personas fuera del país.
Cualquier persona a la que descubran haciendo una llamada internacional con un “teléfono móvil chino” se arriesga a ser enviada a un centro reformatorio o incluso a un campo penitenciario para presos políticos. Para quienes carecen de contactos influyentes en el Gobierno, la única esperanza de evitar la cárcel es sobornar a los funcionarios. Las personas entrevistadas dijeron a Amnistía Internacional que la petición de sobornos parece ser a menudo el motivo real de algunas detenciones.
“Los norcoreanos tienen que llegar a extremos desesperados, con un gran peligro personal, para mantener una breve conversación telefónica con sus seres queridos. Es indignante que la gente pueda enfrentarse a cargos injustos simplemente por hablar con sus familiares en el extranjero”, reiteró Fang.
En un intento de evitar ser detectada cuando llama al extranjero, la gente mantiene conversaciones cortas, usa pseudónimos y se va a zonas apartadas y montañosas, lo que reduce la probabilidad de que se bloquee la llamada y de que los agentes de seguridad localicen a quienes utilizan los teléfonos.
La manera más habitual para que las personas que están en el extranjero se pongan en contacto con sus seres queridos en Corea del Norte que no poseen un “teléfono móvil chino” consiste en pagar a alguien que sí lo posea (un intermediario) para concertar una llamada. Este sistema de intermediarios surgió de la necesidad de los norcoreanos que han huido al extranjero de enviar dinero a sus familias en Corea del Norte, pero también sirve como canal de comunicación, a cambio de un precio.
PRECIO ELEVADO
Por otro lado, Amnistía Internacional recalcó que el coste de la llamada es elevado, puesto que los intermediarios que participan en ellas pueden llegar a cobrar el 30% de comisión de una transferencia mínima de 1.000 dólares estadounidenses en efectivo. Y, puesto que los agentes de seguridad norcoreanos tratan de interceptar el dinero que se envía a la familia, no hay garantías de que los fondos lleguen finalmente a su destinatario.
Los familiares que viven en el extranjero también pueden enviar a escondidas teléfonos móviles y tarjetas SIM chinos a sus familias en Corea del Norte, que corren un riesgo al recibir estos artículos.
Esa práctica normalmente incluye pagar un soborno a los soldados de la frontera. Ahora que se está intensificando la seguridad en los puestos fronterizos, el coste de estos sobornos ha aumentado y puede alcanzar los 500 dólares estadounidenses.
Amnistía Internacional pidió al Gobierno norcoreano que levante todas las restricciones injustificadas de la libertad de expresión y permita el flujo sin trabas de información entre las personas que están en Corea del Norte y el resto del mundo, lo que incluye permitir a la ciudadanía norcoreana el acceso completo y sin censura a Internet y a los servicios internacionales de telefonía móvil, y que las autoridades cesen toda vigilancia e interferencia de las comunicaciones que sea innecesaria y que no tenga ni un destinatario específico ni una finalidad legítima.

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