En la comparación trimestral, la tercera mayor economía mundial experimentó un crecimiento prácticamente nulo, frente a la expansión del 0,5% observada en el trimestre precedente a raíz de la caída de las exportaciones y el debilitamiento del consumo de las familias, que representa casi el 60% de la economía japonesa.
En concreto, el consumo privado en el segundo trimestre registró un crecimiento trimestral del 0,2%, frente a la expansión del 0,7% del primer trimestre.
Asimismo, la inversión de las empresas japonesas durante el segundo trimestre disminuyó un 0,4%, frente al retroceso del 0,7% en los tres primeros meses del año.
Por contra, la inversión pública experimentó un fuerte crecimiento del 2,3%, frente al 0,1% de los tres primeros meses del año ante el impulso a los proyectos de inversión en infraestructuras desde el Gobierno de Shinzo Abe.
Por otro lado, las exportaciones de bienes y servicios de Japón sufrieron una caída del 1,5% en el segundo trimestre, después de que en los tres primeros meses de 2016 hubiesen aumentado un 0,1%. A su vez, las importaciones cayeron un 0,1%, frente al descenso de medio punto porcentual del primer trimestre.
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