UE reduce sus previsiones de crecimiento para 2017 por Brexit

La Comisión Europea redujo este miércoles sus previsiones de crecimiento para 2017, a causa del impacto de la decisión de los británicos de abandonar la Unión Europea, que implicaría también una caída a casi la mitad de la expansión de Reino Unido.

"En 2016, el crecimiento en la zona euro será de 1,7%; de 1,5% en 2017; y de 1,7% en 2018", indicó en rueda de prensa el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, quien subrayó no obstante "el elevado nivel de incertidumbres en Europa y más allá".

El ejecutivo europeo eleva así su pronóstico de la zona euro para 2016, que en mayo se situaba en el 1,6%, aunque reduce en un 0,3% sus previsiones para 2017, advirtiendo que la economía se enfrenta a nuevos desafíos debido a una mayor volatilidad y al Brexit.

Según Moscovici, "en estos inciertos y volátiles tiempos, no deben escatimarse esfuerzos para salvaguardar y reforzar esta recuperación" en un bloque europeo que empieza a sobreponerse del crash financiero mundial de 2008.

Preguntado por el impacto de la victoria del republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el responsable europeo de Asuntos Económicos reiteró la necesidad de reforzar la recuperación económica.

"La frustración expresada en Estados Unidos tiene ecos claramente entre los votantes europeos", muchos de los cuales "se sienten excluidos de la recuperación económica" y "se distancian de sus gobiernos", aseguró.

Los británicos decidieron en junio en referéndum abandonar la Unión Europea, una decisión que Londres tiene previsto comunicar oficialmente a Bruselas antes de finales de 2017, dando paso a unas difíciles negociaciones de divorcio.

"Probablemente, la incertidumbre se mantendrá elevada mientras las negociaciones sobre el futuro de las relaciones entre Reino Unido y la UE continúen", señalan las previsiones.

Fuera de los países del euro, Bruselas prevé para 2017 una caída a casi la mitad de la expansión del PIB británico, pasando del 1,9% estimado en mayo al 1%, por el impacto de esta incertidumbre en la confianza económica de las empresas.

Los pronósticos sobre el crecimiento de Reino Unido para 2016 aumentaron ligeramente del 1,8% de mayo al 1,9% en el informe difundido este miércoles. Y la expansión del PIB británico aumentaría ligeramente en 2018 al 1,2%, por un alza prevista de las exportaciones.

Las proyecciones para Reino Unido para 2016 y 2017 están ligeramente por debajo de las difundidas a principios de octubre por el Fondo Monetario Internacional, cuyas previsiones para el global de la zona euro coinciden no obstante con las del ejecutivo europeo.

Entre las principales economías de la Eurozona, los pronósticos sobre España para 2016 registran la mayor progresión, al pasar del 2,6% de mayo al 3,2% actual. Para 2017, la previsión es de un 2,3%, ligeramente por debajo del anterior pronóstico del 2,5%.

El ministro español de Economía, Luis de Guindos, ha defendido en los últimos días esta mayor expansión del PIB, para evitar una suspensión de fondos europeos que Bruselas estudia actualmente por registrar un excesivo déficit público en 2015.

El Pacto de Estabilidad y Crecimiento europeo prevé un límite del 3% del déficit.

España cumpliría con el objetivo fijado por la Comisión en 2016 (4,6%) para corregir paulativamente este exceso, si bien la estimación de un déficit del 3,8% la convertiría en el único país con una tasa superior al límite y por encima del objetivo del 3,1% fijado en 2017.

Portugal, que por su parte también se enfrenta a una eventual suspensión de fondos europeos por la misma razón, pasaría por debajo del límite del 3% desde 2016 con un 2,7%.

Las previsiones económicas de otoño de la Comisión Europea presentan, no obstante, un panorama más positivo para la tasa de desempleo en los 19 países del euro, que debería reducirse progresivamente del 10,1% en 2016, al 9,7% en 2017 y al 9,2% en 2018.

La inflación por su parte registraría una aceleración en la Eurozona del 0,3% en 2016, al 1,4% en 2017 y 2018, más cerca del objetivo del Banco Central Europeo de una inflación cercana pero por debajo del 2%, considerada positiva para la economía.

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