Al pan, pan; y al vino, vino: la economía vuelve a llamar a las cosas por su nombre

  • Parece que la economía europea empieza a reponerse del golpe que le han dado la volatilidad y el riesgo de quiebra de los estados periféricos durante meses. En estos últimos días, los datos macro han vuelto a ser importantes y han hecho saltar las alarmas en los países anglosajones y asiáticos.
Ana P. Alarcos

La recuperación económica internacional ha dado un paso importante en los últimos días. Al menos en lo que se refiere al estado de su salud mental. Hasta antes de la crisis, los mercados caminaban de la mano de los resultados macro que presentaban los países, de las operaciones empresariales y del mayor o menor beneficio que registraban las grandes multinacionales trimestre tras trimestre.

Pero estos factores han estado fuera de juego durante mucho tiempo, dejando una silla vacía que fue ocupada por los problemas de deuda de los estados europeos, sobre todo, de los periféricos. El default (quiebra) de Grecia llenó de volatilidad y miedo al mercado, una consecuencia sólo justifica hasta cierto punto, que incluso derivó en una oleada de rumores de un posible contagio en otros países periféricos. 

Fue entonces cuando Portugal, Irlanda, Italia y España -que, junto con Grecia, componen el término PIIGS- convirtieron al Viejo Continente en el centro de las miradas internacionales. Los innegables problemas de deuda de estos países fueron duramente castigados, más de lo que los datos macro en sí mismos podían argumentar.

De hecho, más allá de que estos países necesitaran realizar unos drásticos ajustes presupuestarios, que realmente lo necesitaban, los recortes eran una asignatura pendiente en toda Europa. Así que todo apunta a que los mercados han estado invadidos por un miedo irracional que les impedía ver la realidad macro.

Sin embargo, parece que la economía ha vuelto en sí en los últimos días. Y con este retorno a la racionalidad, las alarmas han saltado sobre la europa continental hacia los países anglosajones y asiáticos, que ahora centran la atención mundial tras presentar unas cifras – y también unas previsiones- de crecimiento peores de lo esperado. El último en salir a la palestra ha sido Japón, que ha reconocido su ralentización económica, como ya hicieron antes China y Estados Unidos.

En cambio, el Viejo Continente está demostrando que su recuperación económica es real, aunque se esté produciendo de forma lenta en muchos países. Prueba de ello es que, a las buenas cifras de crecimiento económico trimestral que presentó toda Europa -con Alemania a la cabeza-, se han unido recientemente otras noticias positivas.

El banco central germano–el Bundesbank- ha elevado en un punto la previsión de crecimiento de su economía para este ejercicio, cifra que ahora asciende al 3%, mientras que España, por su parte, ha realizado una emisión de deuda con bastante éxito.

El Tesoro Público ha conseguido colocar una cantidad de deuda superior a la prevista a un precio un 15% inferior al de la anterior subasta de julio, un hecho que relajó la prima de riesgo nacional. No obstante, el diferencial entre nuestros bonos a diez años y los alemanes –que es como se mide la prima de riesgo de un país- continúa en niveles elevados por el atractivo  del bund germano.

La solidez que está demostrando la economía alemana ha convertido a su deuda en uno de los principales refugios del mercado, lo que está provocando que la prima de riesgo alemana se esté reduciendo y, como consecuencia, esté creciendo la diferencia con el resto de países.

Además, la Comisión Europea ha declarado en esta semana que los ajustes que está realizando Grecia–el país que llegó a atemorizar al mercado por su quiebra- van por buen camino, por lo que el país podría recibir pronto un nuevo tramo del plan de ayuda –unos 9.000 millones de euros de los 110.000 millones totales-.

Todos estos datos alejan la alarma económica de la Europa continental hacia otras potencias mundiales, una visión que también comparten los analistas del mercado y algunas firmas internacionales.

Desde CM Capital Markets, por ejemplo, señalan que “parece que los datos macro están dejando a un lado las preocupaciones del ‘riesgo país’, aunque está claro que las cifras de Estados Unidos o Asia ahora preocupan más que las de Europa”.

Mientras, un informe reciente del banco estadounidense Citigroup apunta que “el crecimiento se ha ralentizado en China, Japón y Estados Unidos, y es muy poco probable que recuperen el vigor de finales de 2009 en los próximos trimestres”.

La agencia Moody’s, por su parte, ha manifestado que la deuda soberana de Estados Unidos, Francia, Alemania y Gran Bretaña podría perder la nota máxima–la famosa triple A-, debido a los desafíos vinculados con los ajustes presupuestarios.

Este escenario apunta a que quizá el mercado haya podido dar carpetazo a los intensos rumores sobre una quiebra de España –cuando fue, incluso, comparada con Grecia- y su necesidad de ser rescatada con un multimillonario paquete de ayuda internacional.

Pero la economía europea, incluida la española, cuenta con otro punto a favor: las previsiones a corto plazo también son positivas. Durante la próxima semana, países como Alemania, Reino Unido o España publicarán las cifras definitivas del PIB en el segundo trimestre –que mide el crecimiento económico entre abril y junio-, y los analistas están convencidos de que estos datos no darán ninguna sorpresa: seguirán el mismo camino positivo de los preliminares, los que han presentado últimamente.

Sin embargo, aunque los datos macro han vuelto a cobrar protagonismo, aún no podemos lanzar las campanas al vuelo. Seguiemos en crisis y queda camino por recorrer. Como apuntan desde Unicorp Patrimonio, “la lentitud de la recuperación internacional está generando una incertidumbre que no cesará hasta, como mínimo, septiembre”. Pero, al menos, la economía ha vuelto a llamar a las cosas por su nombre después de muchos meses.

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