Arquitectos españoles recuperarán el espacio público en un barrio de Bagdad

  • Un equipo de arquitectos españoles rehabilitará el barrio iraquí de al-Adhamiyya, en Bagdad, con un proyecto integrador con el que aspira a que sus habitantes se vuelvan a apropiar del espacio público del que fueron expulsados por la violencia y también por el clima.

Elizabeth López

Madrid, 19 jun.- Un equipo de arquitectos españoles rehabilitará el barrio iraquí de al-Adhamiyya, en Bagdad, con un proyecto integrador con el que aspira a que sus habitantes se vuelvan a apropiar del espacio público del que fueron expulsados por la violencia y también por el clima.

Pedro Azara, Victoria Garriga, Pedro García del Barrio y Toño Foraster, de AV62 Arquitectos, ganaron el concurso internacional organizado por el Ayuntamiento de Bagdad en 2010 para la renovación integral del barrio, al que se presentaron una veintena de equipos, sobre todo de países árabes.

Aunque su experiencia se ha plasmado en estos últimos 15 años en distintos países y otras ciudades iraquíes, como Mosul y Arbil, fueron la mitología mesopotámica y diversos trabajos de documentación sobre la arquitectura en Bagdad en los años 50 los que introdujeron a estos profesionales en las redes de expertos en Irak.

"Pasamos de Mesopotamia y el mito a la realidad contemporánea en seis años", recuerdan Pedro Azara y Victoria Garriga en una entrevista con Efe, en la que reconocen que este interés "nunca tuvo como finalidad construir en Irak".

Ahora que el Ayuntamiento de la capital iraquí les ha encomendado esta tarea para al-Adhamiyya, el equipo quiere exportar desde Barcelona, donde trabaja habitualmente, una "manera de hacer sostenida y sostenible", que concibe la arquitectura "no sólo como la construcción de edificios sino como un hecho integral en el que las personas son lo primero y lo último".

Este modelo se encuentra en el otro extremo de los únicos que se plantearon hasta el momento para la rehabilitación de los cascos históricos: el de Emiratos Árabes o países del Golfo, que construye ciudades desde cero, y el de Beirut, que intenta preservar la imagen de una ciudad antigua en sus fachadas pero muy "adaptado al gusto hollywoodiense", explica Azara.

"Este es uno de los modelos que se corre el peligro de que se implanten en Irak -continúa-, que tiene en cuenta la historia pero simplemente para crear un decorado".

Las 400.000 personas que habitan el barrio de al-Adhamiyya podrán contemplar en los próximos años la fisonomía contemporánea de su nuevo entorno, cuya renovación comenzará previsiblemente en 2013 y finalizará en 2020.

El "reto" al que se enfrenta el equipo de arquitectos en esta zona "destruida, bombardeada y arrasada es relevantarla, rearticularla, reconectarla y recuperar el espacio público", indica Garriga, para lo que recuperarán el hilo conductor del río con un gran corredor de movilidad que posibilite la unión de los distintos barrios de la gran Bagdad, con más de 6 millones de habitantes.

Al-Adhamiyya es un barrio eminentemente suní enfrentado y conectado a la vez por el río con otro chií, por lo que "se trata de reconstruir estas conexiones y que ayuden a recoser las relaciones de vecindad", agrega la arquitecta.

La iniciativa, arriesgada y compleja, comenzará con proyectos de escala metropolitana a partir del río y del corredor de movilidad.

En una de las orillas del Tigris que baña este barrio se encontraba un gran palacio de Sadam Hussein, y es en este punto donde el proyecto de los arquitectos españoles interviene más radicalmente con un "cambio de uso y un intento de sobreponerse a la memoria dolorosa y negativa".

Lo harán con la construcción de un gran parque de la cultura que albergará grandes equipamientos de escala metropolitana como un auditorio, biblioteca o un museo.

Asimismo, impulsarán un "gran eje cívico" frente al "gran poder religioso" al integrar en una relación circular dos mezquitas próximas, una de ellas en al-Adhamiyya, para recuperar el "gran espacio de poder civil" de la universidad o la administración.

Todo ello caracterizado por dos elementos arquitectónicos que recorrerán las nuevas calles de este barrio: la sombra y el agua, que permitan a sus habitantes volver a ocupar los espacios públicos.

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