Así te afecta que tu caja de ahorros se convierta en banco

  • Las cajas deben definir su nueva estructura financiera antes de Nochebuena. Unas se van a transformar en bancos, otras van a crear bancos pero van a mantener el estatus de cajas y las hay que se convertirán en fundaciones. El cambio afecta al ahorro, las inversiones, las comisiones que nos cobran y hasta a nuestros hábitos.
Bancos y cajas cerraron 1.122 oficinas en un año
Bancos y cajas cerraron 1.122 oficinas en un año
Enrique Utrera

Cuando el PSOE llegó al poder en 1982, su número dos Alfonso Guerra sentenció que a España no la iba a reconocer "ni la madre que la parió" tras la etapa de gobierno socialista. Hoy, otro gobierno del mismo signo y el gobernador del Banco de España podrían decir lo mismo de las cajas de ahorros cuando termine el proceso de reestructuración del sector.

El ajuste es histórico y sin precedentes y va a afectar a los actuales clientes de las cajas: a los productos financieros que pueden elegir, a los precios y tarifas que les aplicarán las nuevas entidades, al estilo de gestión de los fondos de inversión y de pensiones y hasta a sus hábitos de cada día. ¿Seguirá en su sitio la oficina de toda la vida? ¿La seguirá dirigiendo la misma persona?

Desde las entidades se asegura que nada cambia, que convertirse en banco es sólo un cambio necesario para acceder a los mercados de capitales y conseguir financiación. Sin embargo, hay al menos cinco puntos en los que los intereses y costumbres de los clientes se pueden ver afectados, tanto a favor como en contra:

-Monoproducto. De momento, la reestructuración del sector reduce de 45 a 17 el número de cajas de ahorros. En algunas fusiones como la que lideran Caja Madrid y Bancaja se integran hasta siete entidades. Como en el resto de proyectos, el objetivo es tener una estrategia comercial unificada.Es decir, ofrecer a sus clientes la misma remuneración por sus depósitos o las mismas condiciones a la hora de conceder una hipoteca.

Pero hoy las diferencias entre unas y otras entidades son amplías, lo que quiere decir que habrá ganadores y perdedores. Por ejemplo, Caja Madrid ofrece un depósito para nuevos clientes o incrementos de saldo al 4%, mientras Caja Ávila, en el mismo grupo, da un 3,5%. Muchos clientes saldrán perdiendo cuando la unificación de la estrategia comercial de los grupos reduzca sensiblemente la oferta. Valga como referencia que las 42 cajas inmersas en procesos de fusión se integrarán en doce grupos.

-Comisiones y tarifas. Las fusiones también pueden influir en las comisiones y tarifas que nos cobran por los distintos servicios financieros. Ganar o perder dependerá de si las entidades fusionadas eligen o no las más competitivas entre las entidades que participan en la fusión.

Las fusiones más avanzadas dejan ya los primeros ejemplos. La comisión por el uso de las tarjetas de Novacaixagalicia, resultado de la fusión de Caixa Galicia y Caixanova, será la de la primera entidad, que tenía las tarifas más caras. Está por ver que las cajas, en una difícil situación financiera, estén dispuestas a sacrificar una parte de su negocio financiero para ofrecer las comisiones más competitivas posibles.

-La inversión, ¿penalizada? El proceso de concentración y la conversión de las cajas en bancos va a tener un gran impacto en la gestión de activos. La de fondos de inversión y de planes pensiones puede sufrir profundos cambios. ¿Por qué? Hay fondos y planes muy bien gestionados por las cajas más pequeñas, que en este caso hacen de su escaso tamaño una virtud.Sus gestores, que trabajan con mucha independencia, se verán previsiblemente privados de autonomía cuando las cajas más grandes impongan su estilo en los nuevos grupos financieros.

Por ejemplo, en planes de pensiones individuales, una entidad como Caixa Manresa–integrada en Catalunya Caixa- es el líder en rentabilidad en ránking a 15 y 20 años en la modalidad de renta fija a corto plazo. Y a largo plazo, Caja Rural y Caja Sur tienen el cuarto y quinto plan más rentable en los últimos 20 años.

-Hábitos rotos. España es el país más bancarizado de Europa. Y los clientes de las distintas entidades son históricamente muy fieles, especialmente los de las cajas por su fuerte arraigo local. De sopetón, se pueden llevar hasta tres sustos: la oficina de toda la vida ya no existe, el director de sucursal con el que han negociado durante años las condiciones de sus productos y servicios financieros se ha prejubilado y, cuando viajan fuera de su región de origen, ya no encontrarán una oficina con el nombre de la caja.

La mayoría de los nuevos grupos mantendrán la marca en las localidades en las que cada caja domina geográficamente, pero en terreno neutral quien mandará será el banco de nueva creación de cada grupo financiero. Tantos cambios afectarán sobre todo a los clientes más veteranos.A cambio, los clientes de una caja local que participe en una fusión podrán beneficiarse de la mayor presencia geográfica del grupo cuando esté fuera de su localidad, ya que encontrarán oficinas y cajeros del nuevo grupo en muchos más lugares.

-Menos obra social. Para muchos clientes de las cajas de ahorros, que éstas destinen una parte de sus beneficios a la obra social es un valor añadido respecto a los bancos. Como los nuevos grupos financieros que van a crear las cajas podrán emitir acciones –si salen a bolsa- o cuotas participativas, tendrán que distribuir una parte importante de sus ganancias en dividendos.

Si se tiene en cuenta que los bancos que hoy cotizan en bolsa reparten entre sus accionistas alrededor de la mitad de sus beneficios, es fácil prever que el dinero destinado a la obra social puede sufrir un recorte severo.

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