Intentó quitárselo de encima, pero al final no ha podido. BBVA ha terminado quedándose con un hotel de lujo que estaba desarrollando en Londres la maltrecha constructora vasca Urvasco, dueña de la cadena Silken.
La entidad era acreedora de la empresa vizcaína y ejecutó el establecimiento que se está construyendo en la capital británica, bajo el diseño de Norman Foster, con el objetivo de poder recuperar la deuda sacando el hotel de subasta.
Con esta idea contrató a la firma de servicios profesionales PricewaterhouseCoopers, quien a su vez confió a la consultora inmobiliaria Cushman & Wakefield la búsqueda de compradores.
Según ha reconocido PwC, se presentaron doce ofertas, pero sólo tres de ellas pusieron sobre el papel el precio mínimo de 110 millones de libras (122,5 millones de euros). Pero, cuando llegó la hora de la verdad, dos de los componentes de la terna empezaron a poner problemas.
El mejor posicionado, un grupo de Oriente Medio, según el portal especializado PropertyWeek, rebajó la oferta en el último momento, mientras que el otro ofertante pedía unas condiciones que estaban fuera de las condiciones iniciales de la subasta.
Con estas dos descalificaciones, sólo quedó en pie un ofertante: una filial del propio BBVA, cuya oferta es "significativamente superior" a los 110 millones de libras de salida, según la información facilitada por PwC.
Ahora, BBVA analiza sus alternativas de negocio para el hotel. Por una parte, está estudiando con el equipo original cómo terminar el proyecto del establecimiento, que está a medio construir y contempla contar con 173 habitaciones, y por otro está analizando la posibilidad de gestionarlo con la maltrecha Silken.
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