Carney asume las riendas de un Banco de Inglaterra en plena transformación

  • El canadiense Mark Carney asume las riendas del Banco de Inglaterra con grandes retos económicos por delante y en un momento de profunda transformación de la histórica institución británica.

Judith Mora

Londres, 30 jun.- El canadiense Mark Carney asume las riendas del Banco de Inglaterra con grandes retos económicos por delante y en un momento de profunda transformación de la histórica institución británica.

Carney, de 48 años, sustituye mañana a Mervyn King, gobernador durante una década del banco central inglés y a quien se atribuye el éxito de estabilizar la economía pero también el fracaso, junto con su equipo, de no haber anticipado la crisis crediticia de 2008.

Entre todos los candidatos posibles para reemplazarlo, el ministro de Economía, George Osborne, se decantó por el hasta ahora gobernador del Banco de Canadá, artífice, entre otros, de la veloz recuperación económica del país norteamericano, el primero del G7 en salir de la recesión.

Tanto quería Osborne al brillante economista, educado en Harvard (Estados Unidos) y en la universidad inglesa de Oxford, que mejoró las condiciones salariales ofrecidas al resto de los candidatos en el proceso de selección.

Así, Carney, casado y con cuatro hijos, recibirá emolumentos por más de 800.000 libras (937.000 euros), lo que incluye un sueldo de 480.000 libras (560.000 euros), 250.000 libras (292.000 euros) de ayuda de vivienda y hasta 144.000 libras (168.000 euros) en contribuciones a la pensión.

Bastante por encima de lo que percibía King -gobernador desde 2003 y que, con 65 años, se jubila-, que tenía un sueldo de unas 305.000 libras (356.000 euros) anuales más la pensión.

Aunque la elección de Carney frente a otros candidatos más predecibles, como el subgobernador Paul Tucker, refleja la voluntad del Gobierno de impulsar un cambio en el organismo, el canadiense, adorado por la prensa de su país, no lo tendrá fácil para introducir reformas radicales.

En el aspecto organizativo, el Banco de Inglaterra afronta ya una profunda transformación tras haber recibido nuevas competencias para evitar futuras crisis.

A partir de ahora la entidad, fundada en 1694 y con sede en la City londinense, albergará el Comité de política financiera (CPF), que supervisará el sector financiero para atajar posibles riesgos sistémicos.

Bajo control de este comité estarán la Autoridad de Regulación Prudencial (ARP), que comprobará que los bancos y las aseguradoras tengan suficiente liquidez y capital de reserva, y la Autoridad de Conducta Financiera (ACF), que protegerá al consumidor, velará por la competencia y regulará servicios financieros específicos, con capacidad para imponer sanciones.

Estos tres organismos sustituyen a la Autoridad de Servicios Financieros, que regulaba el sector desde 1997 junto con el Banco de Inglaterra y el departamento del Tesoro, trío al que se imputan fallos que propiciaron el descalabro del sector bancario en 2008.

Además de intentar gobernar sobre esta jerarquía, Carney tiene por delante importantes retos económicos, en una coyuntura en la que, pese a los esfuerzos del banco central y el Gobierno, la economía sigue obstinadamente estancada.

Carney deberá decidir el futuro del programa de estímulo económico puesto en marcha en 2009 y conocido como de "Alivio Cuantitativo", con el que se han invertido 375.000 millones de libras (438.000 millones de euros) en la compra de activos públicos y privados a fin de reactivar el mercado del crédito.

También se esperarán señales en cuanto a los tipos de interés -desde hace cuatro años en el mínimo histórico del 0,5 %-, si planea subirlos o dejarlos intactos, entre temores de que un incremento podría sumir en la miseria a los ciudadanos con préstamos e hipotecas, en un contexto de salarios bajos.

Carney dirimirá además si apuesta por impulsar el crecimiento frente a uno de los principales objetivos del Banco de Inglaterra, el control de la inflación, que ahora se sitúa en el 2,7 % (aún por encima de la meta oficial del 2 %) pero que podría subir si se amplia el programa de estímulo o se introducen otras medidas inflacionarias.

Finalmente, el nuevo gobernador tiene también la misión de acabar de recomponer el maltrecho sector bancario.

En este terreno, se enfrenta a dos bancos -Lloyds y RBS- parcialmente nacionalizados, varios escándalos por manipulación del Líbor y venta engañosa de productos financieros y nuevos requisitos de capital que obligan a las entidades a incrementar sus reservas hasta 25.000 millones de libras (30.000 millones de euros).

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