Casas que ignoran la energía

  • Las viviendas pasivas, inventadas en Alemania en los noventa, llegan a España. Ahorran hasta el 90% de energía por su diseño y aislamiento térmico.
Sara Acosta

Apenas necesitan calor en invierno y frío en verano y por esta escasa demanda de energía son pasivas. Así llamó a estas viviendas en los años noventa su inventor, el profesor alemán Wolfgang Feist, quien dio con el término tras una conversación con su colega sueco Bo Adamson. Ambos expertos en edificación y medio ambiente dieron con la clave para ahorrar hasta el 90% de energía dentro de las paredes de una casa, un hallazgo que en aquella época podía considerarse un lujo, por la mayor inversión que requieren, pero que hoy ya empiezan a considerarse una necesidad, con el galopante incremento del precio de la energía y leyes ambientales cada vez más restrictivas.

Dentro de una passivhaus (casa pasiva, en alemán) o edificio de energía casi nulo, como se conoce en España, “debe conseguirse el mismo efecto que cuando se enciende una cerilla: que no se escape la energía”, explica a modo de ejemplo Jesús Soto, ingeniero y vicepresidente de la Plataforma de Edificación Passivhaus, una asociación que nació hace tres años para promover este tipo de construcciones en España. Lograrlo en pleno siglo XXI es relativamente sencillo, gracias al desarrollo de tecnología que permite por ejemplo disponer de ventanas de triple vidrio para aislar la vivienda del frío y del calor; eliminar los puentes térmicos, por donde se escapa el calor y evitar infiltraciones de aire por lugares tan insospechados como los enchufes.

Las casas pasivas no necesitan las energías renovables, pero sí el sol. Orientar una vivienda hacia el sur puede hacer casi desaparecer la necesidad de calefacción en invierno. ¿También en los países fríos? “La passivhaus nació en Alemania, y hoy ya empiezan a organizarse visitas turísticas a sitios como Fráncfort para ver que funcionan”, añade Soto. Desde esta organización calculan que unas 30.000 viviendas en todo el mundo ya se han levantado bajo estos estándares.

En Navarra y en Granada dos viviendas presumen de ser pasivas, y otras cinco siguen los trámites para sumarse a una lista que no deja de crecer. “La ley es cada vez más restrictiva y construir sin criterios de ahorro de energía es una mala inversión”, añade Soto, quien remacha que las viviendas construidas en España bajo el nuevo código técnico de edificación en los últimos cinco años consumen hasta un 50% más de lo que se lograría con una casa pasiva.

Algo se ha avanzado sin embargo en estos años, puesto que las viviendas anteriores a esa fecha consumen hasta un 85% más de recursos energéticos. Desde esta asociación recuerdan que el sobrecoste de este tipo de viviendas respecto a una casa convencional oscila entre el 5% y el 15% y que el retorno de la inversión asciende a 15 años de media.

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