Centenares de ecuatorianos regresaron a su país tras el terremoto de Lorca

  • La tierra tembló a los pies de Luis Ochoa a las 17.05 horas del 11 de mayo de 2011 cuando regresaba de echar una carta a su familia en Ecuador; fue un seísmo premonitorio de 4,5 grados que al presidente de la asociación Inti Raymi le recordaba lo que vivió de niño en la provincia de Tungurahua el 5 de agosto de 1949, de magnitud 6,8.

Baldo Cortón

Lorca (España), 10 may.- La tierra tembló a los pies de Luis Ochoa a las 17.05 horas del 11 de mayo de 2011 cuando regresaba de echar una carta a su familia en Ecuador; fue un seísmo premonitorio de 4,5 grados que al presidente de la asociación Inti Raymi le recordaba lo que vivió de niño en la provincia de Tungurahua el 5 de agosto de 1949, de magnitud 6,8.

Ese día a las 18.47 horas tuvo lugar el temblor más fuerte, de 5,1 grados, en la población de Lorca, en el sureste de España, y Luis se encontraba en ese instante a los pies de la iglesia de San Diego, cuyo campanario se desplomó.

Afortunadamente no resultaron heridos ni él ni las personas que allí se encontraban junto a un periodista de televisión que tomaba imágenes de vídeo de los daños del seísmo.

Genoveva Piña se quedó atrapada en una tienda fotográfica en aquel segundo temblor, aterrorizada al caer de todo al suelo y romperse los cristales.

Durante el movimiento telúrico ocurrido poco antes se encontraba en el undécimo piso del bloque 18 de la Avenida Juan Carlos I y creyó que la caída de objetos se debía a que "estaban de obras al lado"; luego en la calle contempló el pánico de gente corriendo y descubrió la verdad.

Unos 6.000 ecuatorianos vivían en Lorca cuando ocurrió el terremoto, según cálculos de la cónsul en Murcia, Cecilia Erique. Los más afectados residían en los barrios de la Viña y San Cristóbal y en el centro de la ciudad.

La cónsul sintió el primer temblor desde su despacho en Murcia, la capital de la provincia del mismo nombre donde se halla Lorca, tras lo que recibió inmediatamente llamadas telefónicas de compatriotas que le contaban lo que sucedía, pero con el segundo temblor las líneas se colapsaron.

Erique no cuenta con la estadística de los que se han ido, pero sabe que la crisis ha hecho mella en esta importante colonia que mayoritariamente trabaja en el campo y en la construcción y recuerda el caso de una mujer que dio a luz pocas horas después del seísmo y que regresó con su hijo a Ecuador.

Luis, un año después de aquel trágico suceso, confía en que Lorca, al igual que la ciudad ecuatoriana de Ambato, en Tungurahua, sea reconstruida por completo y sea un importante atractivo turístico.

"De aquel día recuerdo a la gente que lloraba. No podemos por más que queramos superarlo, siempre recordamos algo cuando vamos a dormir", contó Luis a Efe.

Este dirigente de la asociación de ecuatorianos Inti Raymi (en quechua 'fiesta del Sol') lamenta que centenares de compatriotas hayan tenido que regresar a sus lugares de origen, la mayoría lojanos y cañarejos, del sur del país.

El número exacto de ecuatorianos que han regresado se desconoce por el momento y no existen estadísticas oficiales al respecto.

Luis comenta que la mayoría de los que han regresado son campesinos e indígenas de entornos rurales que se han ido porque han vivido este año una situación muy difícil al perder no sólo su vivienda, sino también el trabajo, dado que a los efectos del terremoto se ha sumado la crisis económica.

Los quiteños, muchos de profesiones liberales, han preferido permanecer en Lorca aguantando el tirón, con el apoyo de familiares y amigos.

"Muchos han estado hasta seis años en Lorca, han tenido hijos aquí, pero algunos han tenido que regresar porque acá no hay modo de arreglarse", afirma Luis.

Ninguno de los fallecidos en el terremoto de Lorca fue ecuatoriano, pero sí uno de los heridos, el mantense de 53 años Vicente Antonio Velásquez Briones, quien sufrió lesiones en las piernas cuando una cornisa lo aplastó mientras intentaba salvar la vida de dos ancianas.

Además de los ecuatorianos, otros miles de inmigrantes, sobre todo procedentes de Bolivia, Marruecos, el norte de África y Europa del este, se vieron afectados por los dos terremotos que el 11 de mayo de 2011 sacudieron Lorca y causaron la muerte a nueve personas, 300 heridos y graves daños en viviendas, infraestructuras y monumentos.

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