China aprueba la entrada de bonos especulativos para pymes en sus mercados

  • China ha dado el visto bueno a la entrada en funcionamiento de bonos especulativos de alto riesgo, también conocidos como bonos basura, para pequeñas y medianas empresas (pymes) en sus bolsas de Shanghái (este) y Shenzhen (sureste), recoge hoy el diario oficial "China Daily".

Shanghái (China), 11 jun.- China ha dado el visto bueno a la entrada en funcionamiento de bonos especulativos de alto riesgo, también conocidos como bonos basura, para pequeñas y medianas empresas (pymes) en sus bolsas de Shanghái (este) y Shenzhen (sureste), recoge hoy el diario oficial "China Daily".

Este tipo de bonos, conocidos por su alto riesgo de impago pero también por el alto rendimiento con que lo compensan para atraer inversores, entrarán en circulación por primera vez en el mercado chino este mismo mes de junio, lo que ha motivado entusiasmo entre las pymes locales.

Los inversores, por su parte, parecen divididos entre quienes critican la medida y los que lo celebran, ya que la iniciativa abrirá para las pymes canales de financiación alternativos a los bancos oficiales, que cada vez prestan menos, y a los abusivos intereses de los préstamos informales.

Los más críticos temen que la combinación de unas normativas del mercado bastante laxas (como suele serlo su aplicación), junto con la escasa educación y preparación de los inversores individuales, en un país donde para muchos de ellos la bolsa es una especie de juego de azar, podrían desatar una tormenta en el mercado de bonos.

La Comisión Reguladora del Mercado de Valores (CRMV) de China, con todo, justifica la decisión, que se pondrá en marcha a "mediados de junio", como una manera de expandir las vías de financiación posibles para las pymes, meses después de que el abuso de préstamos informales pusiera en apuros la economía de parte del este del país.

En febrero, la Academia China de Ciencias Sociales llegó a recomendar al Gobierno que de manera "urgente" regulase este tipo de préstamos privados, que condujeron a una seria crisis de deuda desde 2011 en la provincia oriental de Zhejiang, una de las más desarrolladas y dinámicas del país y la cuna de su sector privado.

Zhejiang cuenta con el segundo puerto chino y sexto del mundo, Ningbo, y con estratégicos centros industriales como Yiwu y Wenzhou.

En Wenzhou, de cuyos alrededores proviene la mayor parte de los emigrantes chinos que residen en España y otros países europeos, el frecuente abuso de estos préstamos informales entre pymes y particulares, incluso por parte de altos funcionarios, acabó produciendo una grave crisis de deuda privada y también pública.

Los cada vez más numerosos pequeños y medianos empresarios que no consiguen nuevos créditos bancarios recurren a menudo a estos préstamos para sacar adelante sus negocios, pero por la crisis en 2011 muchos de ellos se vieron incapaces de devolver lo prestado, con intereses, casi siempre, muy superiores a los de los bancos.

Sólo en Wenzhou más de 90 directivos de empresas desaparecieron en 2011 sin saldar sus deudas, se declararon en bancarrota o incluso en varios casos se suicidaron, con lo que dejaron en el aire deudas informales por valor de unos 10.000 millones de yuanes (1.196 millones de euros, 1.570 millones de dólares).

Desde que Pekín estrechó su control monetario en 2010 para combatir la inflación, los préstamos privados informales se dispararon aún más, ya que los bancos estatales, con instrucciones de prestar sólo hasta donde se lo permitan los fondos que tienen en depósito, desconfían a la hora de dar crédito a las pymes.

Para combatir esa crisis de deuda y evitar que se extendiera a otras zonas del país, China autorizó poco después, por primera vez, a cuatro gobiernos regionales a emitir sus propios bonos.

Se trata de las ciudades de Shanghái (este) y Shenzhen (sureste), los principales polos económicos del país y sedes de sus dos bolsas de valores, y, en torno a ellas, las provincias de Cantón (sureste), donde está Shenzhen, y Zhejiang (este).

A aquella decisión se suma ahora la apertura de los mercados de Shanghái y Shenzhen a los bonos basura para pymes de todo tipo, con la excepción de inmobiliarias y firmas financieras, así como de las firmas que coticen en bolsa.

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