Rentabilizar los ahorros

Las claves para invertir en bolsa, ¿cómo empezar con tu primera compra?

Si estás pensado en comprar tus primeras acciones o inversión en bolsa, factores como los gastos, comisiones, impuestos y posibles pérdidas son términos que necesitas conocer para llevar a cabo tus inversiones.

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Las claves para invertir en bolsa, ¿cómo empezar?
EDUARDO PARRA/ Europa Press

La inversión en bolsa resulta para muchos difícil y costoso, pero a veces se debe al desconocimiento. La bolsa es un mercado que pone en contacto a vendedores y compradores de acciones u otros activos financieros para intercambiarlos a un precio. De esta manera, permite a empresas obtener financiar y a inversores rentabilizar sus ahorros.

Para los principiantes, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) recomienda, en primer lugar, preguntarse si es conveniente la inversión en bolsa. Y para ello, hay que tener en cuenta los gastos y ahorro previstos, la gestión del endeudamiento y la cobertura. Así, por ejemplo, el regulador financiero recomienda no invertir si hay pendientes deudas con un tipo de interés alto: “será más aconsejable destinar tus ahorros a bajarlas o eliminarlas”.

Perfil del inversor

No obstante, no todos los inversores tienen las mismas características y es importante analizarlas para realizar la inversión más adecuada. En ese sentido, se pueden analizar cuatro variables. En primer lugar, la situación financiera del inversor. Y, unido a ello, hay que tener en cuenta los objetivos financieros. Es decir, el interés que se pretende obtener y en cuanto tiempo.

El plazo de tiempo que se puede mantener la inversión también determinará la decisión. Es lo que se conoce como horizonte temporal y cuanto más largo sea, más riesgo se podrá asumir y, por tanto, las rentabilidades serán mayores. “No inviertas dinero que puedas necesitar a corto plazo”, apuntan desde la CNMV. Y, por último, hay que analizar el riesgo, el nivel que se puede permitir el inversor. Esto dependerá de su capacidad financiera para asumir las posibles pérdidas de la inversión. Pero también afecta la “disposición psicológica” a asumir pérdidas.

Elegir intermediario autorizado

Una vez tomada la decisión de invertir en bolsa, hay que elegir un intermediario. El mercado no está abierto directamente para los inversores, sino que para operar es necesario tramitar las órdenes a través de un intermediario financiero autorizado. Esto último es importante para tener garantía. “Lo más importante es asegurarse de que está registrado en la CNMV y autorizado para prestar servicios de inversión”, explican desde la CNMV. Esta información está disponible en los Registros Oficiales de la CNMV.

Estos intermediarios cobran comisiones por los servicios que prestan. Los expertos recomiendan conocer las tarifas de antemano para valorar la inversión, ya que supone un gasto añadido que restará rentabilidad.

El siguiente paso es firmar el correspondiente contrato de custodia y administración y abrir una cuenta de valores con el que se podrá ejecutar la compra y venta de acciones. A través de esta cuenta, que deberá estar asociada a una cuenta corriente donde ejecutar los gastos, el intermediario financiero está autorizado para custodiar y administrar los valores del inversor. Sobre esta cuestión, la CNMV advierte que “muchos brókers ofrecen cuentas de valores que permiten operar a corto plazo con apalancamiento, es decir desembolsando solo una parte del valor total de la operación y utilizando crédito para el resto”, una operación que eleva el riesgo.

Seguimiento de la inversión

Con todo lo anterior, el inversor ya podrá empezar a operar. Las operaciones con acciones, denominadas órdenes, se pueden ejecutar de forma presencial, por teléfono o por medios electrónicos. Cada intermediario puede ofrecer diferentes servicios. Es recomendable realizar un seguimiento de la inversión una vez realizada. “No es ni necesario ni aconsejable estar siempre pendiente de las cotizaciones bursátiles, pero sí conviene vigilar otros aspectos que te pueden afectar, como las perspectivas y evolución del negocio, las variaciones en la estructura de capital de la compañía o su política de dividendos”, indica la CNMV.

Las revalorizaciones del precio de los activos financieros suponen ganancias o pérdidas no realizadas. El valor indica lo que otros inversores pagarían por los títulos en ese momento si tú los vendieras, pero hay que tener en cuenta que la ganancia o pérdida solo será real cuando se ejecute la compra. Pero, la rentabilidad también se puede obtener a través de los dividendos, cuando la compañía decide repartir las ganancias de la sociedad entre los accionistas.

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