El régimen comunista de Corea del Norte ejecutó la semana pasada al ex director de Finanzas del oficialista Partido de los Trabajadores, Park Nam-gi, por sus errores en la gestión económica del país y el fracaso de la reforma monetaria de noviembre, según la agencia surcoreana Yonhap.
De acuerdo con fuentes cercanas a la situación en Corea del Norte consultadas por Yonhap, Park fue fusilado en Pyongyang bajo el cargo de "haber llevado a la ruina la economía del país de forma planificada". O dicho de otro modo, por cometer el delito de ser "hijo de una burguesía que pretendía infiltrarse para conspirar contra las bases de la revolución y destruir la economía nacional".
La reforma de divisas que Park promovió como medida para combatir la crisis ha disparado la inflación y ha reducido los suministros alimentarios en el país, según diversas fuentes conocedoras de la ejecución y citadas por la agencia surcoreana.
Las mismas fuentes han señalado que el régimen de Pyongyang atribuyó a Park toda la responsabilidad generada por el fracaso de la reforma monetaria que condujo al descontento social y tuvo un efecto negativo en la preparación de la posible sucesión del poder de Kim Jong-eun, hijo menor del líder norcoreano, Kim Jong-il.
No obstante, ni la elite del régimen ni los ciudadanos norcoreanos creen en la culpabilidad de Park y le consideran una víctima política, según las fuentes citadas por Yonhap.
En 1997 ya se produjo un caso similar, cuando Corea del Norte ejecutó en público al responsable de Agricultura del Partido de los Trabajadores, Seo Kwan-hee, bajo el cargo del espionaje, tras el descontento social generado por la hambruna en el país comunista.
Según la prensa surcoreana, Park fue cesado de su cargo en a principios de año, ya que tras la revaluación monetaria no sólo se han disparado los precios, sino que los ahorros en divisas se han devaluado, en contra del deseo del régimen de estabilizar los precios y acabar con el mercado negro.
El ministro de Defensa surcoreano, Kim Tae-young, dijo ayer que el líder norcoreano está incrementando sus esfuerzos para mantener la unidad y estabilidad política, al tiempo que busca ayuda exterior para superar las dificultades económicas que sufre su país.
Algunas asociaciones surcoreanas de refugiados mantienen contactos con personas en el interior del Corea del Norte, a pesar de que los informantes se arriesgan a ser ejecutados si son descubiertos por el régimen comunista.
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