Corea del Sur elevará su dependencia nuclear del 26 al 29 % para 2035

  • Corea del Sur ha decidido elevar su dependencia nuclear del 26 al 29 por ciento en las próximas dos décadas, con lo que reafirma su apuesta por esta energía a pesar de los temores post-Fukushima y de un sonado escándalo sobre piezas no homologadas en reactores en el país.

Seúl, 15 ene.- Corea del Sur ha decidido elevar su dependencia nuclear del 26 al 29 por ciento en las próximas dos décadas, con lo que reafirma su apuesta por esta energía a pesar de los temores post-Fukushima y de un sonado escándalo sobre piezas no homologadas en reactores en el país.

Seúl ha aprobado un plan a largo plazo que contempla un aumento del 26 por ciento a día de hoy al 29 por ciento para 2035 en el aporte de la energía nuclear al suministro eléctrico nacional, informó el Ministerio de Industria, Comercio y Energía en un comunicado.

Para alcanzar ese objetivo, el Gobierno surcoreano calcula que será necesario construir al menos entre cinco y siete reactores más, además de los once nuevos que ya estaban previstos y que se unirán a los 23 actuales repartidos por todo el país.

En todo caso, el nuevo plan a largo plazo de Seúl supone un recorte respecto al elaborado en 2008, en el que el Ejecutivo trazó un proyecto mucho más ambicioso consistente en elevar hasta el 41 por ciento la dependencia nuclear del suministro eléctrico para 2030.

Un hecho que podría haber condicionado las políticas de Corea del Sur en materia de energía nuclear es la detección en 2012 de piezas secundarias no homologadas en varios reactores del país, un caso que desató una fuerte polémica, además de un proceso judicial para depurar responsabilidades.

Además, con 50 millones de habitantes en sus apenas 100.000 kilómetros cuadrados, Corea del Sur es un país superpoblado en el que es difícil encontrar espacios para construir centrales nucleares lejos de los espacios residenciales.

Con esto, la construcción de nuevos reactores suele generar protestas de los residentes locales, que desconfían de la energía atómica especialmente después del accidente de la central nuclear japonesa de Fukushima en 2011.

La seguridad de las instalaciones atómicas es objeto de debate global a raíz de aquel accidente en el país vecino, el peor desde la tragedia de Chernóbil y cuyas emisiones radiactivas mantienen todavía hoy a decenas de miles de personas desplazadas de la zona de exclusión en torno a la central.

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