Pese a una ligera desaceleración este trimestre, el crecimiento económico de España se mantiene como uno de los más robustos de la zona euro tras diez meses de bloqueo político, pero podría verse obligada a practicar recortes presupuestarios en 2017.
El aumento del Producto Interior Bruto (PIB) español fue del 0,7% en el tercer trimestre contra un 0,8% en el trimestre anterior, según los datos adelantados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El Banco de España ya anticipó este pequeño frenazo, atribuyéndolo a un menor dinamismo de las exportaciones.
Pero el crecimiento de la economía española iniciado en 2014 se mantiene vigoroso: en un año, el PIB aumentó en un 3,2%, el doble de la media de la zona euro, que en el segundo trimestre registraba un progreso del 1,6% anual, según el Eurostat.
El gasto de los hogares y las empresas impulsaron este crecimiento, favorecido también por las débiles tasas de interés, la depreciación del euro y la bajada del petróleo.
Para 2016, el gobierno prevé un aumento del 2,9%, algo más conservador que el pronosticado por el banco central (+3,2%).
La economía parece no haber sufrido el bloqueo político que desde hace diez meses priva al país de un nuevo gobierno electo y que debería culminar este sábado con la reelección del conservador Mariano Rajoy como jefe de gobierno.
Para algunos analistas, fue precisamente este bloqueo el que permitió a la economía española mantener su dinamismo y posponer los recortes exigidos por Bruselas.
"La economía se ahorró un nuevo esfuerzo presupuestario en 2016 (...) Claramente, la constricción presupuestaria prevista tras las elecciones fue retrasada hasta que se instaure un nuevo gobierno y pueda actuar", analiza Raj Badiani, economista del gabinete de análisis IHS Global Insight.
El gobierno saliente, dirigido todavía por Rajoy, sólo se ocupa de los asuntos corrientes y no puede decidir sobre el presupuesto.
El déficit continuó enfilándose a lo largo del año y "sería responsable de entre 4 y 5 décimas más de crecimiento", estima Miguel Cardoso, jefe economista para España del banco BBVA.
Pero para 2017, la Comisión Europea advirtió esta semana que esperaba unos ahorros por parte de Madrid equivalentes al 0,5% del PIB, es decir, unos 5.500 millones de euros.
Los socialistas, que aceptaron dejar formar a Rajoy un gobierno en minoría tras una virulenta crisis interna en el partido, anticiparon que no tienen intención de apoyar un presupuesto de austeridad.
El partido de izquierda radical Podemos anima a los ciudadanos manifestarse y espera dar su apoyo a una eventual huelga general de los sindicatos.
La reducción del déficit "va a poner un sesgo a la baja sobre el crecimiento" aunque el impacto real dependerá de las medidas decididas por el gobierno, afirma Cardoso.
El banco central estima que el crecimiento español deberá ralentizarse a partir de 2017, al 2,3%, debido a "la pérdida de pujanza" de los factores que estimularon la economía como la bajada del precio de los carburantes o las tasas de interés y la depreciación del euro.
El consumo de los hogares y las empresas también podría frenarse y podrían empezarse a notar los efectos del Brexit.
"Los principales bancos y empresas españolas tienen una exposición comercial directa al Reino Unido", recuerda Badiani.
Y los británicos, el primer grupo de turistas en España, "podrían escoger otros destinos por la pérdida de poder adquisitivo por la depreciación de la libra frente al euro".
Este sector, que vive unos años excepcionales por la llegada de turistas de otros países más inestables, contribuyó ampliamente a la creación de empleo en los últimos meses aunque a menudo son temporales.
A pesar del fuerte crecimiento, el mercado laboral sigue sufriendo las repercusiones de la crisis, cuando la tasa de paro alcanzó casi el 27%. En el tercer trimestre, se situó en el 18,9%, bajando del lindar simbólico del 20% por primera vez en seis años.
Muy por encima de la media de la zona euro (10,1%), se encuentra en la cola de la Unión Europea sólo por delante de Grecia.
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