De las trincheras de la Gran Guerra a la cima de la ingeniería mundial

  • De piloto del Ejército alemán en la II Guerra Mundial, a caer apresado por los soviéticos pasó a emigrar sin dinero a Canadá, así fue la trepidante juventud de Paul Folberth, antes de llegar a ser el ingeniero que lideró el diseñó de Itaipú, la hidroeléctrica de mayor producción del mundo.

Santi Carneri

Asunción, 24 may.- De piloto del Ejército alemán en la II Guerra Mundial, a caer apresado por los soviéticos pasó a emigrar sin dinero a Canadá, así fue la trepidante juventud de Paul Folberth, antes de llegar a ser el ingeniero que lideró el diseñó de Itaipú, la hidroeléctrica de mayor producción del mundo.

Folberth, nacido en Rumanía pero nacionalizado alemán, repasó con Efe su intensa vida durante una visita a Asunción para acudir a los actos de celebración del 30 aniversario de la represa que él diseñó, enclavada en el caudaloso río Paraná, que marca la frontera entre Brasil y Paraguay, países que administran la hidroeléctrica.

A sus 19 años, Folberth servía como piloto para la Alemania nazi pero al final de la guerra fue enviado a defender Berlín, que en 1945 fue tomada por los soviéticos, quienes semanas después le detuvieron en una las calles convertidas en ruinas por la batalla.

El joven soldado fue enviado a un campo de concentración junto al resto de los vencidos, pero gracias a una de las doctoras que le atendió antes de ser condenado a trabajos forzados y que le dijo que con sus 38 kilos "mejor se fuera a morir a casa", logró escapar y volver a reencontrarse con su familia.

Folberth concentró todos sus esfuerzos en estudiar ingeniería civil en Alemania, algo que le ayudó a "olvidar los horrores del Ejército nazi durante la Guerra", y en 1951, sin dinero y ni una palabra de inglés se embarcó a Canadá donde le habían prometido un empleo como dibujante hasta que aprendiera el idioma.

En América del Norte, el ingeniero arrancó su brillante carrera que le llevaría a diseñar la Itaipú, en su momento la mayor hidroeléctrica del mundo, encargada de abastecer de energía limpia a Brasil y Paraguay.

La central de Itaipú cumplió 30 años de actividad como la hidroeléctrica que más energía eléctrica genera del mundo, pese a que China construyó una planta de mayor capacidad, pero que aún no ha alcanzado el nivel de la represa suramericana.

El 5 de mayo de 1984, la primera de sus actuales veinte turbinas fue conectada al sistema eléctrico de Paraguay y comenzó a trabajar efectivamente, diez años después de la firma del tratado constitutivo para dar vida a la obra en la frontera con Brasil.

La hidroeléctrica costo 27.000 millones de dólares y 16 años de trabajo de unas 30.000 personas. Hoy, la Itaipú Binacional suministra el 75 % de la energía consumida por Paraguay y el 17 % de la demandada de Brasil.

"Como ingeniero no me impresionó, solo era más grande que otras. Solo tuvimos que ser más cuidadosos", asegura Folberth, que invirtió cuatro años en el diseño de la represa que en diciembre batió por segundo año consecutivo el récord mundial de producción de energía, al alcanzar un valor de 98,5 millones de megavatios por hora (MWh).

El experto recordó que la mayor complicación de la gigante obra fue pensar como construir la sala de máquinas en el lecho de uno de los ríos más caudalosos del mundo.

"En otras presas, la desviación del agua para ello provocó tremendas catástrofes y era lo que más nos preocupaba", añadió.

Folberth afirma que el "secreto" está en el cierre de las compuertas que se usan para expulsar el excedente de agua.

"En Pakistan, India o EE.UU., se produjeron tremendas catástrofes por fijar las compuertas con tornillos que cedían con la vibración. Yo decidí soldarlas a la estructura", indica mientras traza en un cuaderno planos en perspectiva del muro de la central.

A sus 88 años, Folberth asegura que no cambiaría nada del diseño original y rememora el día en que la obra terminó: "no teníamos miedo, pero sí la sensación de haber completado un gran desafío".

El ingeniero participó también en el diseño de la represa de Yacyreta, que Paraguay comparte con Argentina; y en otras obras hidráulicas en un total de 14 países. Su último trabajo fue como consultor de las obras del Canal de Panamá en 2008.

Folberth augura un buen futuro para la energía hidroeléctrica y pronostica que los Estados las seguirán construyendo "en todos los lugares posibles porque es lo más barato".

Mostrar comentarios