De Paconsa a Panrico: Los 10 grandes fiascos del capital riesgo en España

  • La crisis está sacando a la luz que no es oro todo lo que reluce en el capital riesgo español. Un sector todavía relativamente joven en nuestro país acumula ya un importante historial de fracasos. La caída del consumo y la abultada deuda de las empresas están detrás de estos fiascos, pero también hay problemas de gestión y compromiso.
Enrique Utrera

La crisis está sacando a la luz que no es oro todo lo que reluce en el capital riesgo español. La última víctima es Panrico, el fabricante de los populares donuts.

Fue adquirida por 1.000 millones de euros por el grupo de capital riesgo Apax Partners en 2005, en pleno boom de la economía española y con el grifo crediticio de la banca abierto de par en par. Un lustro después, Apax ha tirado la toalla y los bancos que financiaron la operación son sus nuevos dueños. Muy a su pesar.

Pero Panrico es sólo la última muesca de un revolver, el del capital riesgo, que acumula ya varias en su todavía relativamente corta trayectoria en España. Hay que remontarse a mediados de esta década, cuando en España se estaban cerrando operaciones a precio de oro como las de Panrico, Cortefiel o Avanza, para encontrar el primer gran fiasco.

En plena fiesta, Suala Capital, presidida por entonces por la actual presidenta de Banesto, Ana Patricia Botín, tuvo que asumir en 2005 la suspensión de pagos de una de sus participadas. Paconsa, por entonces líder en el negocio de trasporte refrigerado, presentó el concurso de acreedores y sacó a la luz que el capital riesgo, hasta ese momento rodeado de un halo de seriedad y hasta infalibilidad en la gestión, no era sinónimo de ganancia segura.

La hija de Emilio Botín dejó el cargo, –aunque no tenía función ejecutiva alguna desde 2002- Suala cambió su nombre por el de Impala para lavar su imagen y el capital riesgo español asumió que a los ojos de la comunidad inversora ya no era infalible.

Con unas cifras mucho más modestas que las de Paconsa, otra compañía participada por un capital riesgo como Bestin Supply Chain –perdió casi 20 millones de euros el año pasado- también ha presentado la suspensión de pagos. Un 42% de su capital es propiedad de Dinamia Capital Privado, el único grupo español de capital riesgo cotizado.

Claro que hay que remontarse a 2003 para encontrar la primera suspensión de pagos de un grupo conocido: la mítica cadena de tiendas de músicaReal Musical. En 2001, entró en el accionariado la ya desaparecida firma Excel Partners. Pero, como corresponde a una operación de principios de la década, cuando el sector daba sus primeros pasos en España, el tamaño era poco significativo.

Y de pronto llegó la crisis

Menos de dos años después de la mayor concentración de compras por parte de los fondos de capital riesgo en España, llegó la crisis. Una crisis que llevó aparejada sobre todo una restricción del crédito bancario sin precedentes.

Desde ese momento, el sector ha forjado un historial de fracasos que más allá de las cifras demuestra que los gestores de algunas de las principales firmas de prívate equity no han sido capaces de sobreponerse en sus empresas participadas a los mismos problemas que han asolado al resto de las compañías españolas.

Para algunos fondos como Advent, con un largo historial en España, la crisis ha supuesto tirar totalmente la toalla en grandes apuestas como la de Hune, que le costó 140 millones. A finales del año pasado, devolvió la compañía de alquiler de maquinaria al equipo directivo por el simbólico precio de un euro. La deuda del grupo, de unos 550 millones, era insoportable. Se la tragan los bancos.

Impala también engrosa la nómina de fondos que, a imagen y semejanza de Panrico y Hune, han tenido que dejar sus participadas en manos en los bancos. Y todo por culpa de otra compra realizada junto al private equity Charterhouse en 2006, el último año completo antes de la crisis. Se trata de Levantina, el líder español en el negocio de piedra natural, que adquirió por 540 millones.

El brutal pinchazo de la construcción de viviendas en España ha roto en pedazos el proyecto de Impala y Charterhouse para la compañía: los bancos se han hecho con el control del 82% después de una ampliación de capital que ha evitado el concurso de acreedores.

Algo similar ocurrió el año pasado con la cadena de hospitales USP, el grupo privado más importante del sector. Tras convertir su deuda en acciones, los británicos Barclays y Royal Bank of Scotland tomaron alrededor del 65% de la compañía. A cambio, el fondo de capital riesgo británico Cinven redujo sensiblemente su participación. Era el dueño de USP desde 2007, cuando compró la participación de Mercapital.

Otras compañías atraviesan grandes dificultades. ING ha tenido que tomar el 25% de Electro Stocks–propiedad de Apax, que ya en 2007 vendió a 31 euros por acción y por sorpresa su 21% de Vueling, que hoy vale 8,45 euros por títulos- a cambio de deuda.

Más serio aún es el caso de la juguetera alicantina Famosa, lastrada por un endeudamiento insostenible. El grupo propiedad del fondo de capital riesgo de Santander tiene una oferta que no supera la mitad de la deuda que acumula el grupo.Es el sino de algunas de las desinversiones en España en los últimos trimestres. Según datos de la patronal del sector Ascri de 2009, el 48% de las operaciones de venta en el sector se saldó con pérdidas.

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