Desvelado el funcionamiento de las tormentas gigantes de saturno


La Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC), junto con el Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco, ha logrado explicar por primera vez el comportamiento de las tormentas gigantes de Saturno. Todo gracias al análisis de las imágenes enviadas por la nave espacial Cassini de las agencias espaciales norteamericana (NASA) y europea (ESA), los modelos de ordenador de la tormenta y el examen de sus nubes.
El estudio de estos fenómenos permite conocer mejor los modelos empleados en el estudio de la meteorología y del comportamiento de la atmósfera terrestre, en un medio ambiente muy diferente e imposible de simular en un laboratorio.
“Las tormentas de Saturno son, en cierto modo, un banco de pruebas de los mecanismos físicos que subyacen en la generación de fenómenos meteorológicos violentos semejantes en la Tierra”, comenta José Francisco Sanz Requena, investigador de la UEMC que ha participado en el estudio.
Aproximadamente una vez cada año de Saturno, equivalente a unos 30 años de la Tierra, se produce en el planeta de los anillos una tormenta de enormes proporciones que afecta al aspecto de su atmósfera a escala global. Estas tormentas gigantes se denominan Grandes Manchas Blancas por el aspecto que presentan sobre la atmósfera del planeta. La primera observación de una de ellas se realizó en 1876, la Gran Mancha Blanca de 2010 fue la sexta en ser observada.
El equipo de astrónomos que publican este estudio analizó imágenes tomadas por la sonda Cassini, mancha blanca de 2010, para medir los vientos en la “cabeza” de la tormenta, el foco donde se originó la actividad. En esa región la tormenta interacciona con la atmósfera circundante formando vientos sostenidos muy intensos con valores típicos de 500 kilómetros por hora.
El estudio desvela el mecanismo que genera esta fenomenología. El equipo de científicos diseñó modelos matemáticos capaces de reproducir la tormenta en un ordenador dando una explicación física del comportamiento de esta tormenta gigante y de su larga duración. Los cálculos muestran que el foco de la tormenta es profundo, unos 300 kilómtros por encima de las nubes visibles y genera una gran cantidad de energía.
Esta inyección de energía chocó violentamente con los vientos dominantes de Saturno para producir un vendaval de 500 kilómetros por hora. Pero a pesar de la enorme actividad de la tormenta, esta no fue capaz de modificar sustancialmente el régimen de vientos dominante que soplan permanentemente en la misma dirección que los paralelos terrestres, pero sí que interaccionó violentamente con ellos.

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