Dexia defiende su gestión tras el segundo rescate público

  • Los máximos responsables del equipo directivo de Dexia defendieron hoy su gestión al frente del gigante francobelga en los últimos años, echando balones fuera y criticando las decisiones que se tomaron en el primer rescate público.

Bruselas, 10 oct.- Los máximos responsables del equipo directivo de Dexia defendieron hoy su gestión al frente del gigante francobelga en los últimos años, echando balones fuera y criticando las decisiones que se tomaron en el primer rescate público.

El consejero delegado de Dexia, Pierre Mariani, muy criticado por haber cobrado primas muy elevadas tras el primer rescate de la entidad en 2008, y el presidente del Consejo de Administración de Dexia, Jean-Luc Dehaene, aseguraron hoy en rueda de prensa que se encontraron una situación insuperable al tomar el mando del grupo.

En su opinión, las decisiones de recapitalización que se tomaron en 2008 fueron inapropiadas porque el problema que tenía entonces la entidad era de liquidez y nunca de solvencia.

El segundo rescate de Dexia se ha cobrado ya la primera víctima en las más altas jerarquías del banco: Dehaene ha presentado su dimisión como administrador de Dexia Banca Bélgica, la filial belga del grupo que será nacionalizado por el Estado belga por 4.000 millones de euros.

No obstante, seguirá siendo presidente del Consejo de Administración del grupo Dexia a nivel global.

"Después de la venta de Dexia Banca Bélgica al Estado belga, esta representación ya no está justificada", ha precisado Dexia.

El ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, ha descartado hoy en la radio y televisión pública RTBF que Dehaene asuma la presidencia del nuevo banco.

En una crítica directa al ex primer ministro belga (1991-1999) ha afirmado que la nueva entidad será presidida por "verdaderos profesionales".

Dexia ya fue objeto de un rescate multimillonario y una reestructuración en 2008 por su exposición a las hipotecas 'subprime' de su filial estadounidense FSA.

Entonces, fue sometido a un plan de recapitalización por valor de 6.400 millones de euros, dentro de un programa de salvamento de Bélgica, Francia y Luxemburgo, que también incluía una garantía de 150.000 millones de euros.

Un año más tarde, la Comisión Europea autorizó la prolongación de las garantías más allá de febrero de 2010.

Tres años después, Dexia quedará dividido en tres y sus activos tóxicos aislados en un 'banco malo'.

El Estado belga se hará con la totalidad del capital social de Dexia Banca Bélgica, mientras que la rama francesa y luxemburguesa serán también escindidas.

El Consejo de Administración de Dexia confirmó hoy que ha autorizado iniciar los contactos con el banco público francés Caisse des Dépôts et Consignations (CDC), el mayor accionista de Dexia, y con Banque Postale para determinar el futuro de la filial francesa, Dexia Municipal Agency (DMA), que será vendida igualmente.

Los medios belgas han afirmado que DMA será adquirida por el Estado francés para atender la financiación de las entidades locales, por un importe de entre 650 y 700 millones de euros.

En paralelo, el banco negocia la venta de su filial en Luxemburgo, con una sociedad qatarí, aseguró hoy el ministro de Finanzas luxemburgués, Luc Frieden.

El movimiento central del rescate es la transferencia de los activos dañados a una entidad residual para sanear las cuentas.

Se trata de los activos relacionados con la deuda soberana, entre los que figuran actividades de Dexia Sabadell (España), Dexia Crediop (Italia) y DKD (Alemania), según señaló Mariani.

El banco residual tendrá activos por 90.000 millones de euros, que serán garantizados por los Estados belga (60,5 %), francés (36,5 %) y luxemburgués (3 %).

De este modo, a Bélgica le corresponderá garantizar unos 54.000 millones de euros, en torno al 15 % del PIB, a Francia 32.850 millones y a Luxemburgo 3.150 millones.

"Ha sido una decisión difícil, pero el Consejo no ha dudado en asumir sus responsabilidades", indicó Dehaene

Dexia había superado con nota las pruebas de solvencia realizadas a la banca europea en julio, pero sólo un mes después anunció unas pérdidas de 4.000 millones de euros en el segundo trimestre de ese año.

La agencia de calificación de riesgos Fitch rebajó la semana pasada la calificación de Dexia, mientras que Moody's amenazó con hacer lo mismo, lo que provocó primero un desplome de las acciones de Dexia en bolsa y después una suspensión de su participación en el selectivo, que todavía se mantiene.

Mostrar comentarios