Domingo Ortega, el visionario de las renovables, toca la campana de la economía real

  • Curtido en el mundo de los quesos, Domingo Ortega es empresario de los de antes: luchador, directo y de palabra. Por eso, está dispuesto a seguir adelante con la salida a bolsa de Renovalia, convencido de que el Gobierno no aplicará con carácter retroactivo el recorte de las primas. Eso sería romper las reglas de juego, faltar a la palabra.
Ruth Ugalde/Enrique Utrera

Juan Domingo Ortega ha pedido una campana de verdad para poder tocarla, como siempre se ha hecho, en el estreno bursátil de Renovalia. Nada de pantallas táctiles. Él es un hombre de la economía real, un empresario familiar que llama a las cosas por su nombre y se juega su propio dinero.

Por eso, nunca tira la toalla, como ha vuelto a demostrar al seguir adelante con la salida a bolsa de Renovalia, a pesar del globo sonda lanzado por el Gobierno, de que podría aplicar con carácter retroactivo el recorte de las primas en las energías alternativas.

"Se le está dando demasiada importancia a algo que ya estaba previsto", responde con tranquilidad cuando se le preguntaba si teme el recorte de las primas. Todo lo contrario, Ortega defiende que éstas deberán bajar todavía más. Eso sí, en el futuro, porque el pasado debe respetarse. Y él confía en que así sea.

Entre otros motivos, porque en la cabeza de Domingo Ortega no cabe la posibilidad de faltar a la palabra, ni romper las reglas a mitad de juego. De hecho, quienes le conocen destacan como una de sus principales virtudes ser lo que antes se llamaba un hombre de honor, de esos que dan el mismo valor a un apretón de manos que a una firma ante notario.

Visionario de los negocios

Trabajador incansable, directo, cercano y luchador, ha demostrado ser un visionario en el mundo de los negocios, capaz de lidiar con la misma soltura en el sector alimentario, que en el elitista mundo de los fondos de capital riesgo.

En 1983 asumió todo el poder de Grupo Forlasa, la empresa familiar donde se ha curtido, dueña de marcas tan conocidas como El Ventero, Gran Capitán, El Cigarral y Don Bernardo. Siempre de la mano de su hermana, poco a poco fue diversificando su fortuna con negocios inmobiliarios y apuestas por el capital riesgo, hasta que hace una década vio que el futuro de la economía estaba en las energías renovables.

Entonces fundó Renovalia, una empresa que se estrenará en el parqué el próximo 12 de mayo, con una valoración que oscilará entre los 440 y los 613 millones de euros. El compromiso de Ortega con este negocio le ha llevado, incluso, a desprenderse de Forlasa, la empresa que fundó su padre, Bernardo Ortega, en la década de los 70, al grupo francés Lactalis.

Donde sí continúa es en el consejo de administración de Dinamia, la firma de capital riesgo en cuya cúpula se sienta desde 2002 y a la que tiene confiada parte de su fortuna personal. Un patrimonio que se ha visto incrementado con los más de 200 millones procedentes de la venta de Forlasa, el pasado mes de febrero.

Retos de futuro

Esta inyección permiten al empresario defender que la salida a bolsa de Renovalia no responde a necesidades económicas, sino al hecho de que considera que el mercado de valores es su destino natural. Sobre todo, para poder llevar a cabo los ambiciosos planes de crecimiento de la empresa, que prevé invertir 5.650 millones de euros hasta 2016, con el foco puesto en crecer internacionalmente.

Un objetivo que le están pidiendo los inversores para confiar en su próxima salida a bolsa. Actualmente, el 98% del negocio de Renovalia se concentra en España, todo un riesgo ante el inminente cambio de patrón, con la rebaja de las primas.

Los analistas, que ahora empezarán a poner cara a Ortega, van a penalizar tanto producto nacional bruto. Pero quizás los inversores, muchos viejos conocidos de Ortega por su experiencia en el sector del capital riesgo, confían en el empresario por encima de los números. Quedan poco más de dos semanas para saberlo.

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