Desde el próximo 6 de abril todos los trabajadores cualificados de los países que no forman parte de la Unión Europea y que hayan vivido menos de 10 años en el Reino Unido tendrán que ganar al menos 50.000 dólares al año (£35.000) para evitar la deportación, según informa 'The Guardian'.
De esta manera, los americanos y los australianos serían los más afectados por esta medida. Por el contrario, las enfermeras quedan al margen de esta normativa, así como aquellos trabajos para los que se precise un doctorado.
Además, la nueva medida solo se aplicará a quienes entraron en el país con una visa Tier 2 antes del 5 de abril de 2011.
Los detractores de esta medida del Ministerio del Interior británico aseguran que "discrimina injustamente a los trabajadores de organizaciones caritivas, estudiantes...", por lo que han recogido más de 100.000 firmas para pedir su derogación. La petición cuenta con el apoyo del Partido Nacional Escocés y miembros del Parlamento del Partido Laborista y del Partido Verde.
El Gobierno presidido por David Cameron insiste en que las nuevas regulaciones son razonables y que la sociedad ha tenido tiempo para prepararse para las mismas, según informa el diario británico.
Sin embargo, solicitar la residencia indefinida para eludir esta medida en Reino Unido puede costar hasta 1.900 libras, lo que hace este trámite inaccesible para la población afectada.
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