El banco de españa afirma que españa ha salido “del grupo de países más afectados por la crisis de deuda”


El Banco de España considera que en el tercer trimestre del año España ha abandonado el grupo de países más afectados por la crisis de deuda soberana, gracias a las medidas adoptadas en el ámbito europeo y por el Gobierno.
En su último Boletín Económico, el organismo que dirige Miguel Ángel Fernández Ordóñez afirma que durante el tercer trimestre “España se desligó del grupo de países más afectados por la crisis de deuda soberana en el área del euro, como consecuencia de las medidas acordadas en el ámbito europeo y, sobre todo, de las actuaciones del Gobierno español”.
Entre las medidas adoptadas por el Ejecutivo que han propiciado esta mejora en la percepción de España, el regulador destaca las aprobadas en los meses de mayo y junio en materia de consolidación presupuestaria, de reforma del mercado de trabajo y de reestructuración del sistema financiero.
Además, subraya que la publicación en julio de los resultados de las pruebas de resistencia efectuadas a las entidades de crédito de la UE “reforzaron la confianza en la solvencia del sistema financiero español y contribuyeron a una visión más ajustada de la situación de la economía española y a una valoración de los esfuerzos de política económica desplegados”.
Esta mejora de la percepción de la situación financiera del país permitió un incremento en las cotizaciones bursátiles y una disminución de la volatilidad de los principales índices, con una revalorización del 17% del Ibex-35 a lo largo del trimestre.
Asimismo, valora la reducción de las primas de riesgo de los valores de renta fija emitidos tanto por el sector público como por el privado, y añade que la rentabilidad de la deuda pública a diez años “cayó más que la referencia alemana al mismo plazo, recortándose el diferencial entre ambos bonos”.
De esta forma, el Banco de España afirma que a lo largo del tercer trimestre “se superó el momento de grave restricción financiera que se había producido por la pérdida de confianza de los inversores internacionales en la economía española”, lo que permitió “una cierta relajación en las condiciones de financiación en los mercados de los agentes públicos y privados”.

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