El euro está encajando definitivamente los efectos de la crisis de deuda soberana en el Viejo Continente. Y, de esta forma, ayer cayó en el mercado de divisas de Fráncfort a 1,3270 dólares, frente a los 1,3323 dólares en que se cambiaba sobre las cuatro GMT del día antes, cerrando así a la baja una semana turbulenta marcada por las disonancias en la zona euro.
El Banco Central europeo (BCE) fijó el tipo de cambio de referencia para esta jornada en los 1,3229 dólares.
Las malas noticias de los últimos días, más los síntomas de poca sintonía entre la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en su "minicumbre" del jueves en Estrasburgo, marcaron el cierre de la semana.
El disenso en torno al papel del BCE -con la reiterada oposición de Merkel a una compra masiva de deuda- y a la fórmula de los eurobonos -que la canciller rechaza asimismo de plano- hacen difícil vislumbrar un consenso entre los líderes de la zona euro.
Al "pinchazo" de Alemania en su intento de colocar de pleno su subasta de bonos a diez años, a mediados de semana, se sumaron luego los problemas de Italia para hacerlo con los suyos y las presiones de las agencias calificadoras sobre Portugal, entre otros países.
Las negativas de Merkel, criticada desde el exterior y también por la oposición domésticas, han enrarecido el ambiente y convertido en altamente improbable nuevas intervenciones, más decididas, por parte del BCE.
"El persistente empeoramiento de la situación de la deuda en los mercados está pesando sobre el euro", consideró Stephan Rieke, experto en divisas del Banco BHF, a lo que se suma, añadió, que no hay perspectivas de rápido alivio.
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