El Eurogrupo intenta salvar la cara a los líderes, pero con poco optimismo

  • Los ministros de Finanzas de la eurozona comenzaron hoy divididos y con el optimismo mermado sus esfuerzos por salvar mínimamente la cara de los jefes de Gobierno y de Estado en las cumbres del domingo y del miércoles, una tarea difícil ante la falta de consenso entre Berlín y París sobre el fondo de rescate.

Céline Aemisegger

Bruselas, 21 oct.- Los ministros de Finanzas de la eurozona comenzaron hoy divididos y con el optimismo mermado sus esfuerzos por salvar mínimamente la cara de los jefes de Gobierno y de Estado en las cumbres del domingo y del miércoles, una tarea difícil ante la falta de consenso entre Berlín y París sobre el fondo de rescate.

En público, altos cargos de las instituciones europeas se esfuerzan por mantener el habitual optimismo diplomático.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, hizo hoy saber que sigue convencido de que "es esencial" una respuesta decisiva a la crisis de la deuda y "confiado en lograr un acuerdo" en las cumbres, tras conocerse la convocatoria de otra cumbre de la eurozona para el miércoles ante las nulas perspectivas de que hasta el domingo se conseguiría un acuerdo.

No obstante, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, ha revelado la otra cara de la moneda, al afirmar que la eurozona está dando una imagen "desastrosa" en su gestión de la crisis.

Juncker no dará una rueda de prensa al término del Eurogrupo, otra señal de que todo sigue abierto y de que las negociaciones son "muy difíciles", como han reconocido algunos ministros.

El primer ministro luxemburgués también lamentó que todos los focos siempre estén puestos en Alemania y Francia como las dos potencias que hacen y deshacen todos los acuerdos, al afirmar que "somos 17 países y no solamente Berlín y París tienen Parlamentos".

El hecho de que la cumbre de líderes que se celebra este domingo tenga pocas perspectivas de arrojar un resultado convincente y que se haya tenido que convocar otra reunión el miércoles, tiene en su origen las diferencias que mantienen Alemania y Francia sobre el modelo a perseguir para aumentar la capacidad de intervención del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).

El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, negó hoy, no obstante, que se haya descolocado la agenda por las diferencias entre los dos países, sino más bien porque Berlín no puede aprobar ninguna línea de actuación del FEEF reforzado sin haber recibido antes el visto bueno del Bundestag.

Sin embargo, las declaraciones de Schäuble y las de su homólogo francés, François Baroin, dejaron claro que sí hay diferencias.

"Está claro que se mantendrán el importe de las garantías acordado y que el Banco Central Europeo (BCE) no estará disponible para eso", indicó el político alemán, mientras que Baroin abogó por un "verdadero cortafuegos que proteja de todo contagios", en referencia al FEEF y su deseo de que ésta disponga de los máximos recursos, si se puede a través del BCE.

París teme perder la máxima calificación de su nota AAA si se recurre al modelo equivocado.

El que más fuerza ha cobrado es el de que el FEEF podrá avalar un porcentaje de las emisiones de deuda de países con problemas para cubrir parte del riesgo y así aumentaría tres o cinco veces su capacidad de intervención, hasta 1 billón de euros o más.

Según la titular de Finanzas austríaca, Maria Fekter, hay hasta siete modelos sobre la mesa.

La vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado, dijo "en un mundo ideal sí sería bueno que el BCE tuviera un papel más activo, pero creo en el terreno de lo que es factible de inmediato tenemos que considerar también otras posibilidades".

Hoy no se fijarán todos los detalles, según Juncker, quien confió no obstante en que el Eurogrupo sí decida sobre el desembolso del sexto tramo de ayuda a Grecia, de 8.000 millones de euros.

La eurozona también tiene que definir una mayor participación del sector privado en el segundo rescate griego de 109.000 millones de euros y al que se suma una contribución de la banca por 50.000 millones.

Los acreedores privados han aceptado asumir unas pérdidas del 21 % sobre la deuda griega, pero ya nadie niega que hay que reestructurar la deuda y pedir a la banca que condone a Atenas al menos un 50 %.

La eurozona deja para mañana las negociaciones sobre la recapitalización de la banca, que es cuando se sumarán los ministros de Finanzas de toda la UE al debate.

Ellos debatirán si elevan del 5 % al 9 % las exigencias de capital a la gran banca, y si se valora su cartera de deuda publica a precios de mercado, lo que supondría en el caso español una depreciación de hasta un 5 %. EFECOM

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