El Gobierno le da una mano a la industria brasileña para hacerla competitiva

  • La industria brasileña se enfrenta a la pérdida de competitividad debido a la crisis, los altos costes de producción, los elevados tipos de interés y la fortaleza del real, una realidad que el Gobierno quiere combatir con un paquete de medidas que los expertos consideran positivo pero coyuntural.

Marta Berard

Sao Paulo, 3 abr.- La industria brasileña se enfrenta a la pérdida de competitividad debido a la crisis, los altos costes de producción, los elevados tipos de interés y la fortaleza del real, una realidad que el Gobierno quiere combatir con un paquete de medidas que los expertos consideran positivo pero coyuntural.

El presidente de la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp), Paulo Skaf, dijo hoy a Efe que la industria brasileña es "muy competitiva" y apostilló que donde "falta competitividad" es en Brasil.

La presidenta Dilma Rousseff anunció hoy una serie de incentivos a la industria que, según el Ministerio de Hacienda, será de 60.400 millones de reales (unos 33.005 millones de dólares), la mayoría de los cuales serán desembolsados este año.

De ese total, 45.000 millones de reales (unos 24.590 millones de dólares) serán de una capitalización que el Tesoro Nacional hará al Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) para que pueda ampliar los créditos, y el resto de rebajas tributarias y otros beneficios fiscales.

"La mejor herramienta para enfrentar la crisis no son las medidas restrictivas que agravan la recesión y el desempleo. Brasil ha demostrado que es posible conciliar el corte de gastos y el crecimiento económico, y es lo que estamos haciendo", dijo Rousseff.

En opinión de Skaf, las medidas anunciadas por el Gobierno tendrán un impacto positivo en "atender sectores puntuales", pero señaló que para abordar los problemas de fondo es necesario aplicar "medidas mucho más profundas".

El presidente de la Fiesp mencionó que la competitividad está afectada por los altos tipos de interés, que se sitúan en el 9,75 por ciento anual; los intereses bancarios, mucho más altos que los oficiales, y la fuerte revalorización de la moneda local que entre 2003 y 2011 fue del 108 por ciento frente al dólar.

El alza del real responde al alto precio de las materias primas, de las que Brasil es un importante productor, alentado por el dinamismo de China, principal socio comercial del país desde 2009.

El líder empresarial también enumeró como elementos que juegan en contra de la actividad fabril los elevados precios logísticos y los costes de energía, los terceros más caros del mundo.

Skaf apuntó la necesidad de luchar contra la burocracia y abogó por convocar nuevas licitaciones para las concesiones eléctricas para abaratar la factura energética.

El análisis es compartido por el economista de la Fundación Getulio Vargas (FGV) Mauricio Canedo, quien dijo que la "dirección de las medidas fue correcta, pero el paquete está más orientado por la crisis internacional y menos por la competitividad de Brasil a largo plazo".

La producción industrial brasileña creció un 1,3 por ciento en febrero respecto a enero, tasa que supone su mayor expansión en los últimos doce meses, pero en términos interanuales decreció el 3,9 por ciento, según cifras oficiales divulgadas hoy.

El año pasado la producción industrial sólo creció un 1,6 por ciento, tras haberse expandido un 10,5 por ciento en 2010, debido a la caída de la demanda de importantes clientes de Brasil.

Representantes del mundo de la empresa y analistas llevan mucho tiempo alertando del riesgo de que se inicie un proceso de desindustrialización.

Desde la década de los 90, la industria de transformación ha experimentado una caída continuada en su participación en el PIB, que en la actualidad se sitúa en el 14,6 por ciento.

Para frenar este proceso, el Gobierno anunció hoy estas medidas que, sin embargo, han dejado insatisfechos a algunos, como al diputado federal Paulo Pereira da Silva, presidente de Força Sindical, una de las principales centrales obreras del país.

Pereira da Silva calificó las medidas de "puntuales", dijo que dejan fuera a 116 de los 127 segmentos manufactureros y llamó a los trabajadores a una protesta multitudinaria mañana en Sao Paulo, el motor industrial del país.

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