El Museo Balenciaga, diez tortuosos años para llegar a un final feliz

  • Getaria (Guipúzcoa).- Hace diez años, cuando se colocó la primera piedra del Museo Balenciaga, se anunció su apertura para mayo de 2003. Han sido necesarios siete años más para llegar al final feliz tras un intrincado proceso con ingredientes suficientes para alimentar un folletín o un guión cinematográfico.

La reina inaugura el museo de Balenciaga, el gran maestro de la alta costura
La reina inaugura el museo de Balenciaga, el gran maestro de la alta costura

Getaria (Guipúzcoa).- Hace diez años, cuando se colocó la primera piedra del Museo Balenciaga, se anunció su apertura para mayo de 2003. Han sido necesarios siete años más para llegar al final feliz tras un intrincado proceso con ingredientes suficientes para alimentar un folletín o un guión cinematográfico.

En la foto tomada hoy en la inauguración del museo ha faltado uno de sus principales impulsores, Mariano Camio, exalcalde de Getaria del PNV y exvicepresidente de la Fundación Balenciaga, que fue apartado de su cargo cuando se descubrieron una serie de irregularidades en su gestión, que acabaron en manos de la Fiscalía.

El caso lo investiga ahora un juzgado de Azpeitia y el Ministerio Público responsabiliza a Camio de varios delitos, que presuntamente cometió para "enriquecer" al arquitecto cubano Julián Argilagos, con quien le unía entonces "una intensa relación sentimental".

Argilagos, también imputado y que declarará por videoconferencia desde Estados Unidos este mismo mes tras varios llamamientos fallidos del juzgado, no tenía convalidado su título de arquitecto en España y el fiscal le acusa de administración desleal e intrusismo profesional.

Él fue quien concibió el edificio del museo, un proyecto mucho más ambicioso que el finalmente acometido, tras ser rediseñado después por el equipo de arquitectos AV62, que tuvo que trabajar a partir de la estructura acristalada que alberga las instalaciones ya construida.

En octubre de 2006, Camio dijo que el museo afrontaba su fase "decisiva" y dio como fecha de apertura septiembre de 2007. Nueve meses después, la Diputación de Guipúzcoa, el Gobierno vasco y el Ayuntamiento de Getaria admitían la existencia de "graves irregularidades" y anunciaban medidas para "depurar responsabilidades".

Mientras Camio reiteraba su inocencia, a principios de 2008 se conoció el contenido de un informe interno de la conservadora Miren Arzalluz que hablaba de la desaparición de varias prendas que custodiaba la Fundación, como unas medias de nylon cedidas por el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, unos guantes y dibujos del maestro, además de varios pañuelos que el exalcalde de Getaria había regalado a esposas de ediles y cargos públicos del PNV.

A esas alturas, las instituciones trabajaban ya para reorientar y redimensionar un museo que se proyectó en 6 millones de euros y que ha acabado costando 30 millones.

El presupuesto ha subido y las pretensiones se ajustaron. De los 150 trajes que Camio dijo que se iban a exponer se ha pasado a 70 más una veintena de complementos, aunque se ha reservado un espacio para una escuela de alta costura, sin fecha todavía de puesta en marcha.

Cuando Sonsoles Díez de Rivera, hija de la marquesa de Llanzol y vicepresidenta de la Fundación Balenciaga, aseguraba hoy sentirse emocionada con la inauguración del museo después de tantos años y con todo lo sufrido, daba por cerrado el largo capítulo de una complicada gestación.

Se preguntaba también si al maestro le habría gustado un acto como el de hoy.

El gran modisto, el hombre refinado, sobrio, perfeccionista y discreto, habría estado al menos de acuerdo en una cuestión: en que detrás del proyecto del Balenciaga Museoa, como de su propia labor como sastre y diseñador, se esconde un arduo trabajo.

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