El recibo de la luz, contra los elementos

Las bajas temperaturas -como casi siempre por estas fechas-, la ausencia de viento -una variable de difícil medición- y la mano de las eléctricas -no se puede cuantificar el grado de intervención, pero se barrunta- se han conjurado para que la subasta Cesur que se celebra hoy y en la que se fija el precio que pagamos por la energía en el recibo de la luz se convierta en un 'tarifazo' seguro.

Nunca faltan excusas ni maniobras en la oscuridad cuando de trasladar al ciudadano el problema económico se trata. Aquí no se libra nadie, porque más allá de que los españoles se acojan o no la tarifa de último recurso (TUR) o no, los peajes -la parte regulada de la factura, que fija el Gobierno y con la que se financian los costes del sistema- van a subir de saque un 2%.

Por lo tanto, para empezar el año nos van a meter -otra vez- la mano en bolsillo para tranquilizar al sector eléctrico con una ayuda extra a ese déficit de tarifa que no es otra cosa que la deuda que el Gobierno tiene con las eléctricas y que, sencillamente, se le ha ido totalmente de las manos. Los españoles, que sólo pagan menos que los ciudadanos de las insulares Irlanda y Chipre por la luz, no se merecen este palo en un escenario económico muy doloroso aún.

Según anticipan los mercados de futuros, la subida en la subasta de hoy puede alcanzar el 10% respecto a la última trimestral. Menos mal que el ministro Soria nos aseguró que la decisión del Gobierno de no aportar los 3.600 millones de euros prometidos para sufragar el déficit no tendrían por qué pagarla los ciudadanos. Y menos mal también que el Gobierno ha congelado la subida de los peajes del gas en enero. Hasta nueva fecha, claro, porque ese otro déficit de tarifa también empieza a ser más que preocupante. Ya llegará e tío Paco con las subidas.