Vida de negocios

La vida de Elon Musk antes del éxito: de sus traumas infantiles al Asperger

Una biografía sobre el magnate propietario de SpaceX y X (antes Twitter) publicada esta misma semana revela algunos episodios vitales que ayudan a explicar su carácter excéntrico en el mundo de los negocios.

La vida de Elon Musk antes del éxito: de sus traumas infantiles al Asperger
La vida de Elon Musk antes del éxito: de sus traumas infantiles al Asperger
DPA vía Europa Press

En el imaginario colectivo, Elon Musk aparece como el visionario sin límites, el Tony Stark de la vida real. Sin embargo, la trayectoria de este titán tecnológico está lejos de haber sido un camino de rosas. De hecho, Musk ha tenido que superar incontables obstáculos personales y profesionales antes de convertirse en el empresario espacial, automovilístico y tecnológico que conocemos hoy. Pero, ¿qué hay detrás del hombre que nos promete colonizar Marte, que quiere reinventar las redes sociales con su visionaria X (antes Twitter) o que quiere liderar la disrupción de la inteligencia artificial? ¿Cómo se forjó el carácter de alguien que, a pesar de sus fracasos, ha seguido persiguiendo la utopía? 

Gracias a la reciente biografía escrita por Walter Isaacson, podemos conocer mejor al hombre detrás del mito. Porque la infancia de Musk fue tan diversa como compleja, marcada por circunstancias inusuales. Por ejemplo, a los 12 años, sus padres le enviaron a un campo de supervivencia extremo conocido como veldskool, una suerte de El señor de las moscas paramilitarizado que alentaba el matonismo y la lucha por recursos básicos, como la comida y el agua. Kimbal, su hermano menor, desvela cómo los chicos más grandes y robustos se afanaban en subyugar a los más débiles. Musk, entonces un joven bajito y emocionalmente inexperto, no solo aprendió las lecciones de la escasez, sino que también se llevó dos palizas que le hicieron perder casi cinco kilos.

La infancia de Elon Musk

Pero aquel veldskool también ofreció a Musk una especie de iluminación espiritual, especialmente durante su segunda estancia. Aquel año, un Musk ya más corpulento y entrenado en judo descubrió que la imposición física podía convertirse en una suerte de escudo protector contra futuras intimidaciones. Esa lección visceral se arraigaría profundamente en su psique, preparándolo para las batallas más abstractas que tendría que librar en el mundo de los negocios. 

Las circunstancias alrededor de la familia Musk eran igualmente complejas. Criado en una Sudáfrica violenta, donde los ataques armados eran comunes, la familia tenía perros pastores alemanes adiestrados para atacar. Un incidente con uno de estos canes dejó una cicatriz literal y emocional en Elon, un chico de seis años que se resistía a castigar al perro incluso después de que le mordiera en la espalda. Este acto de compasión le costó la vida al animal, que fue sacrificado después del incidente, dejando en Elon una profunda desconfianza hacia las autoridades y su sentido de la justicia.

El panorama se complicaría aún más con la influencia de su padre, Errol Musk. Descrito como un individuo carismático pero profundamente dañino, su relación con Elon era tirante, cuanto menos. No solo Errol se posicionaba del lado de los agresores de Elon, sino que también llegaba a insultar y menospreciar a su propio hijo. Toda esta dinámica paterna dejó cicatrices emocionales que, según algunos testimonios de su biografía, aún siguen afectando el comportamiento y las decisiones de Musk hasta hoy.

El primer presentador del Saturday Night Live con Asperger

A todo ello se suma otra limitación que no hizo pública hasta 2022, durante su participación en el conocido programa de humor estadounidense Saturday Night Live. "Estoy haciendo historia esta noche como la primera persona con Asperger en presentar el programa... o al menos la primera en admitirlo", dijo entonces, ante el asombro de todo el público. Un trastorno del neurodesarrollo que forma parte de los Trastornos del Espectro del Autismo (TEA) y que suele limitar socialmente a quienes lo padecen.

En su biografía, Musk también menciona la enfermedad, que le provoca ser "pésimo para captar señales sociales". Algo realmente paradójico, ya que Elon Musk ha declarado en innumerables ocasiones que su principal motivación vital es salvar a la Humanidad… Lo que parece sobrarle en la ecuación son los humanos.

Y, quizás, en ese pulso entre su amor y su aversión por las personas resida la clave de su extravagante personalidad. Porque Elon Musk es mucho más que un visionario; es un hombre forjado en el crisol del fracaso y la adversidad, un hombre que ha aprendido a convertir las debilidades en fortalezas y los obstáculos en trampolines para alcanzar metas más altas. Y puede que ese sea su gran legado, su lección más valiosa: el fracaso no es el fin del juego, sino más bien una página más del libro.

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