Empresario que participaba en Grupo Espírito Santo veía problemas desde 2001

  • El empresario portugués Pedro Queiroz Pereira, que contaba con una participación en el Grupo Espírito Santo hasta el año pasado, aseguró hoy que ya veía problemas financieros en el seno de este emporio desde 2001 y defendió que por las manos de Ricardo Salgado pasaban todas las decisiones clave.

Lisboa, 10 dic.- El empresario portugués Pedro Queiroz Pereira, que contaba con una participación en el Grupo Espírito Santo hasta el año pasado, aseguró hoy que ya veía problemas financieros en el seno de este emporio desde 2001 y defendió que por las manos de Ricardo Salgado pasaban todas las decisiones clave.

"Cuando se habla del Grupo Espírito Santo se habla de una persona por encima de todo, Ricardo Salgado (...) Nada se hacía nunca sin él", afirmó Queiroz Pereira durante su intervención en la comisión parlamentaria que investiga la caída de este conglomerado empresarial, y que se llevó por delante también al banco BES.

El empresario luso es la cara visible de uno de los principales grupos económicos de Portugal -liderado por la compañía Semapa- y se enfrentó públicamente a Salgado, el banquero que era líder de otra de las familias más ricas e influyentes del país, los Espírito Santo.

Los dos emporios familiares tenían participaciones cruzadas desde hacía décadas y su relación no acabó hasta 2013, después de que Queiroz Pereira elaborase varios informes sobre la delicada situación financiera del Grupo Espírito Santo y los pusiera a disposición del Banco de Portugal.

El testimonio de hoy del empresario cuestiona la tesis defendida ayer ante los diputados por Ricardo Salgado -quien también fue presidente del BES durante 22 años-, y que atribuyó los desvíos e irregularidades detectados por los auditores en el seno del Grupo a su contable, Francisco Machado da Cruz.

"Que Salgado no supiese nada lo veo imposible", afirmó tajante Queiroz Pereira.

Durante su intervención, reconoció que comenzó a ver que las cosas "no iban bien" desde la entrada en el siglo XXI y todo empeoró a partir de 2008, con el estallido de la crisis mundial.

Aseguró que ya entonces el Grupo -que calificó de "castillo de naipes"- se encontraba bajo "un gran estrés financiero", con "una gran deuda" y "negocios muriendo" que llevaron a sus gestores a idear soluciones "con excesiva imaginación".

Interrogado por los parlamentarios sobre por qué tardó tanto en informar al Banco de Portugal de estas dudas, Queiroz Pereira recordó el poder que tenían las entidades financieras en ese momento, lo que le hizo temer que sus denuncias pudiesen suponer restricciones para el conglomerado empresarial que lidera.

La situación cambió en 2013, cuando detectó que el Grupo Espírito Santo quería reforzar su presencia en el accionariado de Semapa en un intento de "tomar el control de forma hostil", y consideró que la mejor forma de defender sus intereses era desvelar los problemas financieros del emporio encabezado por Salgado.

El caso llegó a los tribunales, aunque las denuncias fueron retiradas después de un acuerdo entre Queiroz Pereira y los Espírito Santo para intercambiar participaciones y activos y terminar su relación.

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