(entrevista) "convertir una idea en negocio depende de la persistencia y el esfuerzo"


En su nueva obra, ‘¡Sí, puedes!’, el emprendedor y empresario Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña ofrece consejos basados en su experiencia para promover el emprendimiento. Son 40 ‘píldoras’, como él las denomina, encaminadas a conseguir ese cambio personal y profesional, y que desgrana en esta entrevista concedida a 'Perfiles', revista que edita la ONCE y realiza Servimedia.
El emprendimiento parece ser una de las claves para la creación de empleo en España. ¿Cree que existe suficiente espíritu emprendedor en nuestro país?
Creo que es importante la motivación y la ilusión en cualquier proyecto, pero hay más cosas necesarias, entre ellas la formación, y a la gente no le gusta aceptarlo. También destacaría que es necesario un carácter especial para afrontar dificultades sin hundirse. Igual es políticamente incorrecto, pero querer no es poder si no hay unos mínimos de los que partir.

En su opinión, ¿a qué se debe que los jóvenes no apuesten más por el emprendimiento, a pesar de ser una de las generaciones más prepadas que ha tenido España hasta ahora?
Creo que tenemos una generación bien formada. Soy optimista. Si colegios y universidades nos enseñaran a ver al empresario como alguien que aporta a la sociedad, no como un mal necesario, ya habríamos avanzado bastante.

¿Cómo valoraría de la formación financiera de los jóvenes y de la población española en general?
No es desde luego uno de los motivos de orgullo de este país. La universidad española ha dado históricamente la espalda al mundo de la empresa y esto, por supuesto, incluye a la formación financiera. Ciertamente la situación no es buena, pero el pesimismo y la percepción es aún peor. Hay que ser objetivos y empujar hacia delante. ¡Ánimo!

¿Cuál sería, para usted, la clave para salir de la prolongada situación de crisis que vive España?
Esta situación de crisis empieza a ser larga. En este país hemos pasado por cosas peores. Hay que replantearlo todo, pero no permanecer inactivos por el susto. Y aún estamos así. Mucho me temo que esto durará exactamente hasta que un número significativo de personas nos hartemos y nos pongamos en marcha.
Creo que en la situación actual en la que vivimos, no hay más remedio que innovar para abrirse un camino en el mercado. Pero innovar por innovar es absurdo, por muy de moda que esté el concepto. Hay que innovar con un objetivo, con un beneficio a medio plazo, como encontrar nuevos nichos y metas, mejorar los márgenes o vender más.

¿Cuáles son los principales obstáculos a la hora de adoptar cambios en la trayectoria profesional, y qué recomienda para superarlos?
Creo que necesitamos un empujón. Uno bueno. Hemos entrado en una espiral negativa. Corremos sin ilusión y sin tener muy claro hacía donde y durante cuánto tiempo. En mi opinión, únicamente hay una cosa más dañina que ese miedo: la indecisión. La falta de acción por indecisión es el gran cáncer de la sociedad actual, una sociedad en la que muchos de sus individuos desean realizar cientos de cosas, hablan de ellas, e incluso, en ocasiones, hasta las planifican, aunque jamás las concluyen y rara vez las comienzan.
El convertir una idea en negocio depende de la persistencia y esfuerzo con el que te propongas llevar a cabo tu proyecto, además de haber elaborado un buen plan de negocio.

¿Cómo cree que se podría superar el sentimiento generalizado de pesimismo que se vive en España?
En mi libro hay un capitulo llamado ‘Extirpar a los terroristas’. Con la palabra ‘terroristas’ me refiero a todas aquellas personas tóxicas. En el ámbito profesional —y eso incluye a ‘curritos’ y a directivos, a empleados y a empleadores— es difícil detectar a la gente tóxica, pero resulta imprescindible hacerlo a tiempo dentro de nuestro equipo de trabajo, antes de que su influencia se extienda a otras zonas. ¡Tenemos que rodearnos de personas inspiradoras!
Si una persona de tu equipo te presenta problema tras problema, sin ofrecerte junto a ellos un par de posibles soluciones tentativas en las que debe haber estado trabajando, entonces esa persona se convierte en el problema: tu problema.

¿Cuál ha sido el mayor fracaso que ha tenido como emprendedor y empresario, y cómo se sobrepuso a él?
Mi experiencia mas traumática fue cuando tras una enorme inversión en una empresa de biotecnología, unos meses antes de presentarla al gran público, un cambio legislativo prohibió nuestra actividad. Después de montar todo el laboratorio y las contrataciones, tuvimos que desmontar todo sin siquiera haber visto la luz. Un desastre. Sobreponerse en este caso es sencillo: no hay más remedio.

Usted es un entusiasta del fomento del espíritu emprendedor entre los niños. ¿Qué habilidades ha encontrado en ellos? ¿Cree que el sistema educativo español las fomenta?
A ellos les dedico en mi libro el capítulo ‘¡Salvad a los enanos!’. Los niños son esponjas creativas. Están en la edad ideal para ofrecerles y enseñarles las alternativas vitales y profesionales que pueden encontrar en el futuro. Al niño se le puede estimular la inquietud que todos llevamos dentro para que se active y él mismo la vaya descubriendo. Y es ahí, con nuestros hijos pequeños, y especialmente en las escuelas con alumnos menores de 16 años, donde deberíamos fomentar el estímulo de la capacidad emprendedora.
Cuando eres mayor, eres lo que eres: el resultado de tu formación, de tu familia, de tus inquietudes. Tienes tus ideas y puedes profundizar en ellas o, tal vez, cambiarlas un poco, formarte mejor, estimularte...
Creo que el sistema educativo español actual no promueve el espíritu emprendedor y creativo de los más pequeños, ojalá eso cambie pronto.

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