¿Está la alta cocina al alcance de cualquiera?

  • Mònica Faro.

Mònica Faro.

Madrid, 3 jul.- Ya no hace falta ir a un estrella Michelin para disfrutar de los placeres de la alta cocina. Con pasión, ganas y un poco de maña en los fogones, cualquier cocinero "amateur" puede descubrir desde casa los secretos de un menú digno de un gran chef.

Para muchos españoles, la alta cocina era hasta ahora un mundo inalcanzable, restringido a los restaurantes con estrella Michelin y sinónimo de precios astronómicos, incompatibles con el universo culinario familiar; pero las técnicas más refinadas se han colado en los hogares con la primera edición española de "MasterChef".

Aunque hace ya tiempo que internet y las redes sociales han acercado las recetas de los grandes chefs a los ciudadanos, la televisión ha demostrado ser aún el medio rey para la divulgación masiva, en este caso gastronómica, con el contundente éxito de este "talent show" que han seguido cada semana más de cuatro millones de españoles.

Un concurso que ha despertado curiosidad culinaria en muchos ciudadanos y que ha diluido la frontera entre alta gastronomía y la cocina tradicional, la de las amas de casa, esa que se cuece a diario en millones de hogares.

Técnicas como la "esferificación", impulsada por Ferran Adrià; postres tan clásicos y complejos como el "coulant" de chocolate o platos tradicionales como una caldereta de pescado -una de las pruebas de la final- se han metido literalmente en los fogones de millones de españoles, y han convivido con los problemas más cotidianos de la cocina casera.

Ha sido de la mano de los 15 concursantes, que encarnan perfiles de lo más variopinto, desde el joven Fabián, de tan solo 18 años, hasta la carismática Maribel, un ama de casa de castellón que se ha convertido en referencia para muchas mujeres españolas que cocinan cada día para su familia.

Un fenómeno que demuestra que la alta cocina está más cerca que nunca del ciudadano de a pie y que encarna el primer "MasterChef" español, el almeriense Juan Manuel Sánchez, de 25 años, que en tan solo tres meses ha logrado hacer platos que están "casi al nivel de un restaurante", según dijo el propio Ferran Adrià en la final.

Y es que el oficio de cocinero es, como muchos otros, vocacional, pasional, porque "se cocina con el corazón y con la cabeza", según Adrià, y porque para cocinar, además de tener que hacer cosas que estén buenas, lo fundamental es divertirse.

Eso sí, no hay que perder de vista que sí hay un salto entre la cocina del hogar y la del restaurante, donde no hay lugar para el error y tiene que haber "regularidad en los resultados", algo que se consigue sólo a base de técnica, afirma a Efeagro el chef Arnaud Guerpillon, director técnico de Le Cordon Bleu Madrid.

"La formación en los futuros profesionales de la cocina es obligatoria; hacen falta buenas bases y buenas técnicas, para que los jóvenes que quieran introducirse en el mundo laboral lo hagan de la mejor manera y puedan desarrollar sus propias creaciones", subraya.

Precisamente el ganador y los finalistas de "Masterchef", Eva y Fabián, se formarán en esta escuela de cocina, referente internacional con presencia en 15 países y que recibe cada año a 23.000 estudiantes de 70 nacionalidades.

El ganador publicará además un libro de recetas y recibirá 100.000 euros, que destinará, según ha explicado en una entrevista con Efeagro, "íntegramente" a su formación, por ahora en un curso con el pastelero Paco Torreblanca, porque la repostería es su "punto débil".

Antes de entrar en "Masterchef", Juan Manuel Sánchez estaba en el paro, tras trabajar durante años como camarero; el único título que tenía cuando empezó a cocinar en la televisión era su legado familiar, la cocina de su abuela y de su madre, con quien empezó a "trastear" en los fogones desde los cuatro años.

Fenómenos como "Masterchef" contribuyen además a dignificar el oficio de cocinero, "que hace un siglo tenía una imagen pésima": "la imagen de un chef era un hombre gordo y feo" -afirma Guerpillon- mientras que ahora representa algo mucho más refinado, gracias a técnicas y materiales que reducen el trabajo físico".

Gracias a este "boom" culinario muchos "cocinillas" se lanzarán ahora a preparar en casa platos que quizá jamás se hubieran atrevido a hacer; a poner a prueba su imaginación y su paladar, porque, la cocina, como diría Adrià, es un arte, pero también una gran aliada para sonreír.

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