Fainé, Rato, PSOE y Gobierno: Las claves del lío en las cajas

  • La más que probable elección de Isidro Fainé como Presidente del Consejo de la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA) no es neutral y constituye la primera pista de por dónde puede ir la esperada y necesaria reforma de las Cajas de Ahorro.
Fainé pronostica que España saldrá de la recesión este segundo semestre
Fainé pronostica que España saldrá de la recesión este segundo semestre
José María García-Hoz

La más que probable elección de Isidro Fainé como Presidente del Consejo de la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA) no es neutral y constituye la primera pista de por dónde puede ir la esperada y necesaria reforma de las Cajas de Ahorro.

Bajo la condición de cajas de ahorro se amparan bichos de muy distinta naturaleza: desde grandes corporaciones financieras, con intereses en empresas no financieras y presencia en varios países del mundo, hasta pequeñas cajas de ahorro que por tamaño y vocación persisten en el servicio a un mercado geográfico concreto. Con todo, la diferencia en tamaño y visión del negocio no impide que las cajas afronten un futuro complejo y difícil con un problema común: la falta de recursos propios y, sobre todo, la falta de fórmulas reales para conseguirlos.

Mientras que los bancos, como sociedades anónimas, pueden conseguir recursos propios mediante ampliaciones de capital, las cajas de ahorro sólo pueden hacerlo a través de la generación y retención de beneficios. Como las cajas no son sociedades anónimas, tienen cegada la vía de la ampliación de capital, lo que complica extraordinariamente la gestión de las entidades y más aún en tiempos críticos.

Es verdad que según la legislación vigente las cajas pueden emitir cuotas participativas, pero son un mal sucedáneo de las acciones comunes porque no tienen derechos políticos ni nadie puede comprar más del 5% de las cuotas existentes. De hecho, desde que existe la figura de cuotas participativas, sólo la alicantina CAM ha emitido dichas acciones, pero con un éxito perfectamente descriptible.

Puestos en el peor de los casos –la insolvencia de una entidad de ahorro, supuesto que no ha descartado ni la Vicepresidenta y Ministra de Economía en declaraciones a FT—una caja tampoco puede venderse, puesto que no es una sociedad por acciones. Éste es el fondo de la cuestión: ¿Cómo inyectar capital en una sociedad que no tiene acciones?.

La respuesta de Isidro Faimé, de Rodrigo Rato, presidente de Caja de Madrid, del Gobierno, del PSOE y del PP es la natural: que las Cajas se conviertan en sociedades anónimas. Y, casi con seguridad, ése será el modelo a seguir en la nueva ley de Cajas de Ahorro, que se discutirá en el Congreso antes de fin de año.

De cualquier forma y como aseguraba Peter F. Drucker, llevar a la práctica una idea exige más creatividad que alumbrarla. En primer lugar porque, insisto, no todas las cajas son iguales; en segundo lugar, pero no menos importante, porque la transformación de las Cajas de Ahorro en sociedades anónimas reduciría el poder de las comunidades autónomas respecto a las entidades de su región. Y los barones regionales de los dos partidos grandes son muy reacios a perder poder.

La elección de Isidro Fainé como presidente de la CECA no es, pues, una humorada o una ocurrencia, sino el primer paso de la batalla por la liberalización de las cajas de ahorro. Una batalla de la que ya se pueden decir dos cosas: que ni será corta ni será sencilla. Atentos a la pantalla, que seguiremos informando.

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