Fútbol de primera, cuentas de tercera

  • Las cuentas de la mayoría de los equipos profesionales de fútbol en España avergonzarían a cualquier gestor. Justo cuando acaba la Liga, es hora de ajustar números porque la amenaza del descenso administrativo está más presente que nunca.
La rentabilidad del fútbol
La rentabilidad del fútbol
Álex Medina R.

El balón ha dejado de rodar sobre el césped para la Liga BBVA. Ahora toca controlar como sea la bola económica que se les viene encima a los clubes de fútbol.

Entre fichajes rutilantes, compromisos de la selección y temporada ciclista, cada verano se cuela un nicho informativo no tan amable: los problemas financieros de los clubes profesionales. A corto plazo, muy pocos tienen la cintura necesaria para afrontar sus pagos.

De los 16 equipos de primera que son sociedades anónimas (Real Madrid, Barcelona, Athletic y Osasuna no lo son) y los dos de Segunda que tienen asegurado su ascenso (Betis y Rayo) todos suspenden en la tasa del Fondo de Maniobra, que es uno de los indicadores que miden la capacidad para afrontar la deuda a corto plazo.

Y es que, en efecto, puede haber tres clubes con valores positivos (ver gráfico adjunto), pero el Deportivo lleva cinco años sin presentar sus cuentas y su situación económica ha cambiado radicalmente en este tiempo. El Levante, por su parte, entró en concurso de acreedores en 2008 y el Villarreal, prácticamente, presenta una tasa plana.

Pero éste es sólo uno de los múltiples datos en rojo que jalonan los resultados de la elite futbolística española. De hecho, incluso una consideración previa como es la mera presentación de los resultados es el primer gol en contra que reciben los clubes.

Aunque la Liga de Fútbol Profesional les exige tener al día sus balances, la realidad es que son muchos los que van con retraso en su paso por el Registro Mercantil. Una falta calificada como muy grave por la propia LFP, que, llevada al extremo, podría suponer ya un descenso inmediato.

Es más. Solamente Atlético, Getafe y Valencia presentaron a 30 de junio de 2010 los datos de su temporada anterior. El grupo más numeroso lo hizo en 2009, mientras que de 2008 datan las cifras de Levante y Mallorca y del 2006, las del Hércules y Deportivo.

La tardanza en rendir cuentas condiciona los análisis. Por ejemplo: el Hércules de 2006 era un club muy distinto al actual, que ha vivido un boom entre el año pasado y el actual, hasta conseguir un presupuesto de equipo aspirante a la media tabla de Primera. Con su nuevo descenso y los problemas conocidos durante el año en el abono de las nóminas a su plantilla, es uno de los equipos con más incógnitas.

La cara contraria de la moneda la representa el Levante, que primero salió del pozo económico, luego del deportivo y ha conseguido salvar la categoría con cierta soltura. Un caso a contracorriente: primero se arreglaron las cuentas y luego el equipo.

O el Sporting, que fue uno de los primeros equipos que se acogió a la Ley Concursal y que va saneando sus cuentas año tras año con una estricta política financiera (y gracias a mantener la máxima categoría y los suculentos ingresos por televisión que eso supone).

Precariedad

Porque la norma es la contraria. La economía parece secundaria. "Y eso que de gerente para abajo los equipos se han profesionalizado en la gestión de sus cuentas", explica Sandalio Gómez, profesor del IESE Business School y una de las voces más autorizadas del binomio deporte-negocio.

En su opinión,"la situación económica del deporte profesional es precaria" porque no se ha conseguido conjugar las dos facetas del fenómeno y porque siempre parece primar la satisfacción competitiva antes que la supervivencia pura y dura.

Sin embargo, las cosas pueden cambiar muy pronto. La reforma de la Ley Concursal, en estos momentos en trámite parlamentario, contempla incluir la posibilidad de que los equipos que mantengan deudas con las administraciones o su plantilla bajen a Segunda B si no se ponen al día en verano.

"Eso puede suponer que en octubre, cuando se apruebe la reforma, la mitad de los equipos se vean en problemas", apunta Gómez. En esa misma dirección se ha manifestado recientemente Luis Rubiales, presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y azote de los morosos.

La guillotina pende sobre la mayoría, especialmente en Segunda División y la categoría de bronce, donde las noticias de retrasos son comunes y donde los dos clubes que ascenderán de forma directa (Rayo y Betis) arrastran graves problemas financieros.

El 30 de junio acaba el plazo para que los jugadores de las categorías inferiores denuncien a sus clubes por impago de nóminas. La fecha se amplía al final de julio para Primera y Segunda. Este año, avisa la AFE, no dejarán pasar ni una.

Historia de un fracaso

La conversión en sociedades anónimas a principios de los noventa no hizo sino multiplicar un problema de 172 millones (que era la deuda total de los clubes entonces) a uno de más de 5.000 millones. La idea era buena. Los equipos deportivos debían convertirse en empresas.

Sólo que es deporte: los gestores miran al milímetro los números, pero un esfuerzo de meses se descuadra por la necesidad de fichar a un delantero togolés. Adiós a la austeridad, adiós a la ortodoxia. Adiós a la rentabilidad.

Con tamaña imagen, ingresos por abonados, socios, taquillas y televisión, los equipos presentan series dificultades para sanear sus resultados. Su rentabilidad es negtiva o escasa (ver gráfico adjunto), con excepciones como el propio Sporting, el Sevilla o el Valencia. En esos casos, se benefician de unos ingresos muy altos que pueden cubrir más huecos.

Por su parte, y aunque sus ratios no están entre los mejores, el Villarreal es el único de los equipos analizados que arroja rentabilidad económica y fondo de maniobra positivos.

Con todo, la verdad es que los estatutos de la LFP son muy duros con los incumplimientos económicos. De hecho, la propuesta de descenso administrativo que se debate en el Congreso emana de la propia normativa de la Liga, que califica de falta muy grave cualquier impago.

Que se cumplan o no los artículos es una de las grandes peleas de la AFE.  El que no controle sus cuentas, que lo pague... aunque sea en un campo de tierra.

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