Grecia y la banca se enrocan y retrasan un acuerdo sobre la quita de su deuda

  • Ni siquiera la advertencia de los acreedores de que el tiempo se agota ha servido para cerrar un acuerdo que condone el 50 por ciento de la deuda griega, en lo que es una dura negociación entre los bancos y Atenas, que hoy terminó sin conclusiones y que se retomará la próxima semana.

Atenas, 13 ene.- Ni siquiera la advertencia de los acreedores de que el tiempo se agota ha servido para cerrar un acuerdo que condone el 50 por ciento de la deuda griega, en lo que es una dura negociación entre los bancos y Atenas, que hoy terminó sin conclusiones y que se retomará la próxima semana.

Tras dos días de encuentros en Atenas entre el Gobierno de Grecia y el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), que agrupa a los bancos y aseguradoras que poseen la mayor parte de la deuda griega, la negociación quedó hoy postergada para la semana que viene, seguramente para el miércoles 18.

"Retomaremos las negociaciones seguramente el miércoles", declaró el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, tras la infructuosa reunión.

El propio IIF anunció en un comunicado que "desafortunadamente, pese a los esfuerzos de los líderes griegos", no ha habido una respuesta consolidada y constructiva de todas las partes para cerrar un canje de bonos.

Un canje, que como recuerda el IIF, supone una reducción "sin precedentes" de la deuda griega en manos privadas, lo que significa que se le perdonarían al país 100.000 millones de euros.

El nudo gordiano de estas conversaciones es el tipo de interés que tendrán los nuevos títulos de deuda que sustituyan a los actuales.

Aunque poco se ha filtrado de las negociaciones, los medios griegos indican que Atenas pretende que sea del 4 %, aunque estaría dispuesta a llegar al 5 %, mientras que los acreedores privados habrían reducido sus demandas del 8 % hasta el 6 %.

Aparte de este regateo, otro de los puntos claves es la legislación que se aplicaría a los nuevos títulos, que Grecia quiere sea la suya propia, mientras que el IIF, que representa a unas 400 entidades financieras, pretende que sea la normativa británica.

La condonación de la deuda griega es uno de los pilares principales del programa de rescate anunciado el pasado octubre por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea (UE) por valor de 130.000 millones euros.

Este retraso en la negociación se produce después de que el IIF advirtiera ayer de que el tiempo para el acuerdo se agota.

Los representantes del IIF, Charles Dallara y Jean Lemierre, reconocieron ayer "discrepancias en varios aspectos clave de la negociación" y advirtieron de que el plazo para llegar a un acuerdo "se está acabando".

Algunos medios griegos se han referido a que varios fondos de alto riesgo que poseen deuda griega están negándose a una quita de la deuda, una postura que podría llevar al Gobierno griego a aprobar una ley que obligue a todos los acreedores a aceptar la condonación.

Según el diario Kathimerini, Pantelis Kapsis, portavoz del Gobierno, aseguró hoy que esa posibilidad existe, aunque se remitió a ver en qué queda el acuerdo final antes de hacer más comentarios.

Esa ley supondría la introducción de la llamada cláusula de acción colectiva, que obligaría a todos los tenedores de deuda a aceptar la quita, siempre y cuando la mayoría esté de acuerdo.

Sin embargo, ese paso podría provocar que las agencias de calificación de riesgo declararan a Grecia en quiebra y abriría la puerta a que los tenedores de permutas de incumplimiento crediticio reclamaran el pago de su dinero.

La reunión de la semana que viene coincidirá casi con la llegada a Atenas de los inspectores del FMI y la Unión Europea, cuya misión es verificar si Grecia está cumpliendo con sus compromisos de reducción del gasto público, condición impuesta para aplicar el plan de rescate.

En cualquier caso, el FMI y la UE quieren que el acuerdo con la banca esté cerrado antes de poner en marcha ese mecanismo de rescate.

La quita de la deuda, junto a los planes de austeridad del Gobierno, tienen como objetivo reducir la deuda griega (y evitar así la quiebra) hasta el 120 por ciento del PIB en el año 2016, frente al 160 % actual.

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