La progresiva mejora de la situación de España en los mercados financieros desde el pasado mes de agosto no sólo es apreciable en la evolución de la prima de riesgo, que se ha reducido a la mitad en los últimos cinco meses, sino también en la menor dependencia de la banca de la medicina del Banco Central Europeo.
Desde agosto del año pasado, la dependencia de la banca española de los préstamos del BCE se ha suavizado sensiblemente y su cuantía se ha reducido en nada menos que 75.000 millones de euros, desde el récord de 388.736 millones alcanzado el pasado mes de agosto, según los últimos datos publicados por el Banco de España.
En total, la banca española debía al BCE al cierre de diciembre 313.109 millones de euros, casi una quinta parte menos que cuatro meses antes.
El sector financiero español continúa siendo, no obstante, el principal cliente de las líneas de crédito del BCE. Las peticiones de fondos de las entidades del conjunto de la zona del euro al BCE volvieron a reducirse en diciembre, hasta 1,112 billones de euros, frente a los 1,124 billones de noviembre.
El 32 % de esos 1,112 billones corresponde a bancos españoles, algo menos que el 32,4 % del mes anterior, lo que redujo el peso de las peticiones españolas respecto al conjunto de entidades de la zona del euro.
Los bancos españoles casi duplicaron en diciembre sus depósitos en el organismo europeo hasta 44.183 millones de euros, frente a los 24.024 millones de noviembre, cuando los depósitos habían bajado el 5% frente a octubre.
Pese a que los bancos españoles llevan ya cuatro meses reduciendo sus peticiones de liquidez al BCE, la apelación española al organismo aún excede con mucho su peso real en el sistema financiero europeo.
En concreto, las entidades españolas representan sólo el 10 % del total de la banca europea, en función de sus activos y de sus pasivos, según indican las estadísticas del balance agregado de las instituciones financieras monetarias de la zona del euro, excluidos los bancos centrales.
Durante el verano de 2010 las peticiones de las entidades financieras españolas se dispararon hasta alcanzar un máximo de 131.891 millones de euros en julio.
A partir de entonces, y hasta mediados de 2011, la tendencia fue moderadamente bajista, de modo que en abril las peticiones alcanzaron un mínimo anual mensual de 42.227.
Sin embargo, a mediados del año pasado las crecientes dificultades de la banca española para acceder al crédito por la desconfianza de los mercados hacia la economía española y los problemas de los países periféricos del euro se han dejado notar en la dependencia de la banca española frente al BCE.
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