Jack Twachtman, el estadounidense que alquila su barba como valla publicitaria

    • El estudiante cobra 5 dólares al día por llevar un cartelito en su barba de una empresa de cuchillas de afeitar.
    • La compañía está haciendo 'beardvertising', un original técnica publicitaria que se está poniendo de moda.
Jack Twachtman cobra cinco dólares al día por colgar un cartel de su barba.
Jack Twachtman cobra cinco dólares al día por colgar un cartel de su barba.
Gorka Ramos

En dos semanas, Jack Twachtman se licenciará en Publicidad, aunque por lo visto, su sector evoluciona tan rápido que ya está participando en una iniciativa de la que no habla ninguno de sus libros. El vecino de Jacksonville (Florida, EEUU) es una de las caras (y soporte) de la modalidad publicitaria llamada 'beardvertising'.

El juego de palabras explica mucho: Beard (Barba) + Advertising (Anuncio) y la teoría es bastante fácil de resumir. La empresa de publicidad homónima alquila barbas para colgar pequeños letreros de las mismas. Resulta complicado pensar en marcas que puedan estar interesadas en hacer una 'campaña barbuda', aunque los fabricantes de máquinas de afeitar son carne de cañón.

"Me pareció muy interesante, siempre aprecio la formas innovadoras de llevar nuevas ideas a la calle", ha explicado Twachtman a la radio local News Talk. Además, el estudiante de Florida ha encontrado la manera de sacar algo de dinero de su barba. Que por cierto ha dejado crecer durante dos años para asegurarse anunciantes.

En este caso, la empresa que se publicita es la compañía 'Dollar Shave Club', que se ha sumado a las pocas empresas que se atreven con el 'beardvertising'. La empresa estadounidense ofrece tarifas planas de cuchillas de afeitar: pagas una tarifa mensual fija y ellos te mandas las maquinillas a casa.

"Va en tu barba como una pequeña boina y solo tienes que llevarla encima", dice Twachtman. Pero si algo ha demostrado la iniciativa es que la curiosidad tiene mucho que hacer en una campaña de publicidad. Aunque el texto que sea no se puede leer desde lejos "la gente se acerca, me habla sobre ello y me toma fotos".

Por poner su barba al servicio de los creativos, Twachtman recibe cinco dólares al día. El joven reconoce que su "pequeño negocio" no le va a hacer rico, pero quién sabe, quizá algún día aparezca en los libros de texto.

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